Esta afirmación, validada por agentes ministeriales de la Procuraduria General de Justicia de Guerrero, constituye una absoluta falta de respeto y de profesionalismo, además de que muestra el desinterés para resolver el caso de Julio César Mondragón Fontes. Es evidente que el rostro de Julio no fue devorado, sino que esas lesiones fueron provocadas por personas adiestradas para inflingir esta clase de tormento, igual que se han visto otros casos de desollamiento en América Latina durante las dictaduras militares y en México en los últimos meses.
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