Independientemente de cómo y por qué haya sido organizada la salida de los migrantes el pasado 13 de octubre desde San Pedro Sula en Honduras, es cierto que el proceder de la caravana ha desbordado cualquier previsión y expectativa.
Miles de personas han ido sumándose a lo largo del camino, desde Honduras, Guatemala, El Salvador y México, conscientes de la especial protección que les proporciona caminar todos juntos en el intento de atravesar las fronteras que se interponen entre su lugar de residencia y Estados Unidos. De hecho, así es, ya que ni las autoridades guatemaltecas ni las mexicanas han logrado parar su rápido paso hasta ahora.