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Epidemia, economía y lucha de clases

Miércoles 29 de abril de 2009, por marxismomexico

En la noche del jueves pasado (23 de abril) de manera repentina el gobierno federal mexicano decide parar clases e implementar otras medidas en el Distrito Federal y Estado de México, el motivo: una epidemia de influenza porcina. El desenvolvimiento de este acontecimiento de viernes a martes, y los días que seguirán, es conocido por la mayoría de los habitantes, gracias a los operativos del poder ejecutivo y al poder de propagación de los medios de comunicación, sobre todo en las tres ciudades afectadas principalmente hasta ahora (Distrito Federal, Estado de México y San Luis Potosí). La vida cotidiana ha sido cambiada, sea directa o indirectamente. (Esto prueba los niveles y alcances del poder del Estado y su invasión totalitaria a todas las dimensiones de la sociedad y de cualquier persona, hasta llegar a su intimidad más minúscula: del control de la nariz al control del saludo, del control de los labios hasta el control de la sangre, llegando al control de los sueños, etc.)

A pesar del bombardeo al que estamos sometidos hora tras hora por los medios de comunicación para que aceptemos las instituciones y vayamos a votar por alguno de los saqueadores de los recursos públicos, muchos estamos dudosos de sus comunicados y de las medidas tomadas por los administradores del Estado ante la epidemia. Ante esto no tardamos en especular sobre lo ocurrido.

No faltarán los aventurados que exageren y den explicaciones rebuscadas a este hecho y los que lo minimicen. Más aun, con la posible expansión del virus a nivel internacional en plena crisis capitalista da más en que pensar. Mi objetivo no es desacreditar las numerosas y diferentes conclusiones y reflexiones, sino aportar elementos para su comprensión.

Estas líneas tienen la intención de señalar algunos puntos de partida para pensar este tipo de acontecimientos y varios de nuestra vida cotidiana. Caer en el terreno especulativo puede aportar algún resultado como aquel expedicionario perdido en el bosque que eventualmente, sin ningún tipo de orientación (brújula o astros), encuentra el camino, pero nosotros no queremos ser aquel expedicionario sin recursos. Y menos queremos caer en el amarillismo de izquierda o derecha, que desorienta más.

Que especulaciones pueden surgir: ¿Elecciones del miedo? ¿Que Calderón quede bien ante la población y ante los gringos al combatir “bien” la epidemia? ¿Métodos de control hacia la población mediante el shock social, la psicosis, la histeria colectiva? ¿Un virus del gobierno gringo (o la CIA) manipulado genéticamente salido de control? ¿Pretextos para agudizar las políticas antimigrante en Estados Unidos? ¿Detrás de las cifras oficiales hay más muertos, mayor catástrofe de salud ante medidas tardías del Estado? ¿Una cortina de humo como antesala de tratados con el imperialismo yanqui, aumento de la deuda externa? ¿Medidas genocidas internacionales para sacar al capitalismo de su crisis de sobreproducción, crisis financiera, crisis industrial-comercial y demás? ¿Operativos para prohibir las protestas del día internacional del trabajo? ¿Operativos para ocultar el ataque empresarial-gobierno contra la resistencia de los mineros de Cananea en Sonora?

Podemos seguir añadiendo más conclusiones y puntos de vista conforme avance esto. Es parte de la poca credibilidad que se han ganado a pulso todos los integrantes de la maquinaria de Estado y medios masivos de comunicación, nacionales y extranjeros. Sólo recordemos con que simplicidad borraron el súper fraude electoral del 2006 y ahora nos repiten incansablemente que votemos, que “nuestra decisión será respetada”, que no nos quejemos si no votamos, que si votamos “nuestra democracia crece”, que podemos exigirle a nuestros elegidos, que “basta de criticar”, que nuestro voto decide, y muchas otras ingenuidades y mentiras similares. ¿Este coro ya cuántos años (décadas) lo hemos escuchado? Ahora con un rostro: IFE, PAN, PRI, PRD, PSD, PT, PVEM, ETC.; Ayer con otro: PRI. ¿Cuántas generaciones más?

Antes de continuar es necesario hacer una aclaración para el lector. Hay muchas opiniones, escritos y posiciones acerca de las injusticias de la vida en el país y el mundo. Nosotros nos sumarnos a las interpretaciones que se unen a los intereses del trabajador y no a otras. Una de estas otras opiniones para denunciar al capitalismo neoliberal es la que parte del individuo, del ciudadano y de la Constitución establecida (aunque no respetada) por el Estado. Este punto de partida es a primera vista natural, es decir, por qué interpretar el mundo de otra forma, finalmente somos individuos y ciudadanos con los mismos derechos y obligaciones ¿o no? Si está mal es neoliberalismo, si los funcionarios del Estado son malos, si no se respeta la Constitución, si este gobierno pasa por encima nuestros derechos como ciudadanos, si debemos exigir mejores servicios públicos para el individuo, son criticas normales aparentemente, pero toda esta crítica al “sistema político” y al neoliberalismo tiene como punto de partida el individuo-ciudadano, de ahí no pasa: empieza y acaba en él.

¿Por qué comenzar desde otro punto de partida? En las siguientes líneas se justificará este hecho, aunque tendré que extenderme un poco para poder orientarnos desde esta distinta perspectiva. Parecerá, de primera vista, que nos apartamos del tema que le da título al artículo, pero al final se notará cómo un punto de vista distinto desde el principio nos ofrece una conclusión distinta y de mayor alcance sobre el tema, unida a las necesidades del pueblo trabajador. Las otras versiones que mencionamos y criticamos se quedan en lo superficial, por ejemplo, no cuestionan al sistema político como un todo, siguen hablando en sus mismos términos, de la misma democracia, de la misma diversidad de partidos, del IFE, de las instituciones del Estado, la única diferencia es que intentan “purificarlas”, su solución, en este caso, es que se hagan “efectivas” la leyes escritas.

Si cuestionamos a los funcionarios de Estado ¿por qué no cuestionar su mismo discurso? Porque ahora resulta que lo que está mal sólo es la cascara, pero cambiándolos por unos mejores servidores públicos solucionamos el problema y “estaríamos mejor”. La mayoría de nosotros no estamos conformes con lo que nos ofrece este sistema en sus propias leyes por muy “puras” que sean, y sabemos que la solución está lejos de esta “simpleza”, de quitar a unos y poner a otros.

Dudamos siempre, criticamos, manifestamos nuestra inconformidad de una u otra forma, no nos chupamos el dedo, pero actuamos según el viejo dicho: “así ha sido y así será” ¿En el dicho radica el secreto de que siga todo esto en pie, es nuestra culpa por conformistas?

Antes de comenzar a responder estas y otras preguntas es necesario empezar por algo.

Nuestra realidad nos muestra una enredadera que parece imposible de entender y más aún si hay decenas de especialistas hablando en “chino”, utilizando palabritas domingueras, análisis eruditos, aislados de cualquier realidad social apegada a la perspectiva del trabajador.

Qué mejor que desmenuzar la realidad a elementos simples, antes de complejizarlos. Se ha subestimado y desacreditado el pensamiento popular, los únicos capaces de explicarnos la realidad natural y social son los “especialistas”, los “sabios”, pero quiénes son estos personajes sino intelectuales-funcionarios a sueldo del Estado: defensores y asesores de sus múltiples instituciones.

Es tiempo de tomar partido por nuestros intereses como trabajadores en general y tengan cabida nuestras interpretaciones, críticas y posturas, no como meros añadidos, sino como posiciones en tanto trabajadores, y opuestas a las perspectivas del Estado, mostrando las diferencias reales entre el discurso oficial y el que nace de nuestras reales condiciones de vida.

Comencemos por la cuestión del individuo, del ciudadano. ¿Qué significa que seamos individuos o ciudadanos? ¿Acaso indica que somos personas con iguales derechos y obligaciones, que somos libres, que somos iguales ante la ley, iguales ante la vida? Cualquier niño sabe que esto no es cierto, sabe que nosotros los trabajadores tenemos las de perder ante las grandes empresas. ¿Cuántos casos a favor de los patrones resuelve el tribunal federal de conciliación y arbitraje, cuantos más son aplastados directamente en el centro de trabajo y nunca llegan a los tribunales?

¿Pero entonces para que hablar de igualdad y de libertad individual, grupal, colectiva o personal? Porque es aquí donde se encuentra el hilo negro del funcionamiento del “sistema político” en nuestro país. Resulta que con la llegada de los españoles se le quitó a los nativos sus mejores tierras, y sabemos que el medio para hacerlo fue el violento: se extermino a más de la mitad de la población.

De esta forma se les quito, a los sacerdotes, sus privilegios, cambiaron de manos y de formas. Al poco tiempo que llegan los españoles controlan las condiciones del trabajo. Saquearon al país de sus riquezas naturales, la principal fue la plata. Con el paso de los siglos se establecieron regularidades que definirán a nuestra sociedad. Uno de estos elementos se va a dar en los intentos por querer imponer las formas políticas, económicas y culturales del llamado liberalismo, traído, para variar, de un país extranjero: Francia.

El liberalismo es la expresión política, económica y cultural que nace con la guerra declarada a los trabajadores por quitarles la tierra y sus medios de trabajo y de vida en general. No sólo en México se dio un proceso de expropiación a los trabajadores. La mayoría de los países pasaron por este acontecimiento, unos de forma rápida y dolorosa… otros de forma lenta y más dolorosa. Así quedaron separados trabajadores y medios de trabajo (tierra, instrumentos, etc.).

El hecho de que yo ahora tenga un martillo o hasta un pequeño taller no cambia las cosas, pues esta “separación” (Trabajador/medios de trabajo) trae consigo que el nuevo dueño de estos medios de trabajo lo es también de las condiciones de trabajo y por lo tanto, de la vida. Un pequeño taller no es nada al lado de la gran y pequeña industria, siempre queda sometido, por cualquier óptica que se le vea, a estas últimas.

¿Y el liberalismo donde entra? Pues al conformarse el Estado tiene que velar porque estas condiciones se mantengan intactas. No puede permitir que los trabajadores recuperen sus tierras, recuperen sus medios de vida. Las condiciones de vida ya están monopolizadas por aquellos que se las adueñaron: el terrateniente, los ricos, los patrones, los empresarios. Y las condiciones de vida que aún no están monopolizadas corren peligro, hoy más que nunca, de estarlo.

El liberalismo al nacer de esta realidad histórico-laboral, como protectora de esta división, elaboró esta palabrería del ciudadano y el individuo ¿para qué? Para que los trabajadores nos mantuviéramos aislados unos de otros, pero sobre todo aislados de los medios de producción. Este aislamiento, nacido para desorganizarnos como una clase social que luche por eso que nos arrancaron y lo que nos quitan hora a hora, no sólo es pura palabrería, también es algo que nos marca como humanos. En la ley estamos contemplados como individuos-ciudadanos, para pedir trabajo no vamos en familia, ni con los cuates para que nos contraten, vamos solos, como sujetos aislados. El individuo es también algo que nos impone el sistema social (el sistema del trabajo social) en que vivimos para que otros individuos (los ricos) nos exploten.

Los ricos también forman parte de este proceso de individualismo, no es que ellos no sean individuos y todo lo hayan planeado para ocultarnos nuestra realidad y seguirles sirviendo. Ellos también asumen ser individuos, el patrón no comparte su riqueza, no nos dice: “como estos productos los hicimos todos aquí en la fábrica, en la construcción o en el campo hay que repartirlos, a ti te toca, como no tienes casa, este departamento, a ustedes estos alimentos, a ustedes estos productos, y lo demás lo enviamos a una reserva en beneficio de todos. Y yo, como no hice más que pasearme por la obra (terminada), administrar, por relacionarme con otros ricos, asistir a fiestas de alto cachete, es decir por pranganear y mamasear con la alta sociedad no me toca nada”.

El dueño se apropia del trabajo de nosotros de forma individual (pues sólo nos paga una pequeña parte de nuestra jornada de trabajo y la gran parte se la “apropia”), y esto por ser ciudadano que tiene el derecho (ante las leyes y en la sociedad) de robarnos gran parte de nuestro trabajo, ¿por qué? porque es dueño de la fábrica, de la tierra, de los instrumentos para trabajar, ¿y cómo llego a ser dueño y a poseer tanta riqueza convertida en dinero? Pues -según nos dice ideología oficial- porque ahorraba, se levantaba tempranito para ir a la chamba, era movido, se relacionaba con muchos otros empresarios, era visionario desde joven, emprendedor, amigable, una gran persona, chambeador…. Como nos cuentan las novelas y las televisoras acerca de nuestros “grandes” empresarios que tratan de sacar a México de la crisis, invirtiendo, arriesgando, trayendo a sus amigos extranjeros, etc.

Sabemos que para llegar a escaños arriba nos convertimos en arribistas, en colmilludos, tendremos que pasar por encima de otros, lambisconear, de extorsionar, de robar, de chantajear y hasta de asesinar. El producto final, para los pocos que lleguen, es ser un explotador de muchos hombres que no tenemos más que cerebro y manos para trabajar. Pues nadie puede volverse rico sino es a costas de otros. La historia así lo registra, llegan los invasores/saqueadores/conquistadores/cortes reales, militares e iglesia de España, exterminan las condiciones anteriores de vida, se adueñan sustancialmente de estas y nos dejan como legado esta forma en que unos pocos se apropian del trabajo de todos: por eso el objetivo de los empresarios y patrones es mantenernos separados de los medios de trabajo y de los productos, o lo que es lo mismo, mantenernos fuera de la “propiedad” de estos medios de trabajo y productos (Y ASÍ HACER QUE UNOS TRABAJEN PARA OTROS). A lo sumo nos dejan con algunas migajas para sobrevivir, ya que los sueldos no alcanzan: pequeños talleres y míseras tierras.

Por eso el secreto del “sistema político” del Estado es constituirnos como individuos, sujetos, personas, ciudadanos o grupos. Podemos participar en la política del país siempre y cuando sigamos sus reglas; y si comenzamos a organizarnos de otra forma (independiente a toda organización o institución que ellos aprueben), luchando organizadamente como clase social trabajadora para arrancar mejores salarios, seguridad social, mejores servicios, educación gratuita, vivienda y más condiciones que ayuden a mejorar el conjunto de nuestras condiciones de vida, seremos satanizados en el mejor de los casos.

Esta afirmación no es una especulación, es algo que la historia nos ha enseñado. Pero ¿por qué no permitir que nos organicemos así, como clase social? Porque es la manera más efectiva para disputarles mejores condiciones de vida a los que se adueñan privadamente de lo que todos hacemos y trabajamos colectivamente, no de los negocios turbios que llegan a hacer, sino de lo que diariamente nos quitan respaldados por el Estado y las leyes. Organizados como clase social es como en la historia se han logrado mejoras salariales, seguridad social, educación para nosotros y nuestros hijos, vivienda, etc., todo de un jalón y no a pedacitos o en migajas.

Más si esta organización continúa desarrollándose es capaz de arrancarle a los explotadores de nuestra fuerza de trabajo la conducción de la sociedad. Esta es la parte más preocupante para los patrones y el Estado. Es por eso que cuando estas situaciones se presentan no dudan con aniquilar a los sublevados, la historia registra casos atroces. Pero también los dueños de los medios de trabajo y de las condiciones de vida pelean a muerte entre sí, por aniquilar a sus competidores, por repartirse el mundo. Catástrofes mundiales han desatado: guerras mundiales. Debo señalar que actualmente este nivel de organización se encuentra ausente, podrá haber crisis, desempleo, pobreza y enfermedad pero no es garantía de que haya una organización nacional o internacional frenando al capital empresarial y las precarias condiciones de los trabajadores. El capitalismo no va a caer sólo aunque se esté destrozando por dentro. Hasta el día de hoy no tiene rival, (aunque la historia registra que lo ha tenido) hace y deshace con cierta (casi con toda) libertad. El capitalismo pide a gritos un retador, un sepulturero.

Ya para finalizar. ¿A qué viene la epidemia, qué tienen que ver con estos temas: organización de clases trabajadoras, Estado, Sistema Político, Dueños de los medios de trabajo (fábricas, máquinas, locales, bodegas, tierras)? Que siempre los que la llevamos de perder somos nosotros. La luz, la renta, el alimento que necesitamos no van a esperar cuando la epidemia o cualquier otra enfermedad pasen. El casero va a esperar su renta, los alimentos tenemos que comprarlos y con ello todas las condiciones de vida que día a día tenemos que pagar. ¿Y por qué así?, ¿acaso no hay fondos de reserva para estos casos? Pues no. Y es natural que no los haya, pues los explotadores dueños de los medios de trabajo se han apropiado de toda la riqueza social y excedentes de la producción que pueden convertirse, una buena parte, en fondo de reserva. Por eso a nosotros sólo nos queda para vivir al día y cuando hay buen trabajo tenemos un pequeño guardadito. En general, los trabajadores no tenemos fondos de reserva porque todo el trabajo excedente es apropiado y privatizado por el apetito insaciable de los patrones-dueños. Así funciona el sistema de producción capitalista, y el Estado y las leyes sirven para eso. Como trabajadores sólo contamos con nuestras fuerzas físicas y mentales para obtener lo de la semana o la quincena, pero si se paran las fábricas, si se suspenden labores ¿de dónde vamos a sacar? Además hay que pensar si los capitalistas-empresarios van a aceptar parar los centros de trabajo y comercio ¿y si lo hacen? ¿El Estado va a presionar a los empleadores de fuerza de trabajo para que nos paguen el tiempo no trabajado? ¿Acaso el Estado, que administra los negocios de los empresarios va a decretar que nos paguen? ¿O van a salir los partidos políticos como los salvadores, haber quien tiene la mejor propuesta de control de epidemias, o los que van a ofrecer el pago del tiempo no trabajado para obtener votos y enriquecerse con los recursos del Estado? ¿O los ricos van a tocarse el corazón para unirse con los trabajadores y apoyarnos con organizaciones de caridad?

Evidentemente si no existe una organización propia, que no lucre con la pobreza de millones, estaremos a expensas de lo que decidan allá arriba. Ya vemos como los sindicatos están coludidos con el Estado, ni una señal de que vayan a meter las manos por sus supuestos representados. Si no luchamos nosotros mismos, como clase social organizada no podremos exigir y luchar por las medidas más inmediatas y benéficas ante situaciones graves y normales.

Independientemente si es o no una cortina de humo, si es o no un virus fuera de control, si es o no un plan maléfico del gobierno, una biopolítica manipulatoria de carácter clasista, si es o no un plan maléfico del capitalismo internacional, no debemos perder la vista de esta cuestión: luchar por nuestros intereses, inmediatos y a largo plazo como clase social. Si es una epidemia entonces lo menos que debemos exigir como trabajadores es que, independientemente de las medidas que el gobierno y centros de trabajo estén tomando para controlarla, no sean pretexto para despidos o para evadir los pagos de salario completo y hasta superior. Nada de que a chuchita la bolsearon y los patrones no tienen por la crisis ¿acaso desaparecieron todas sus fortunas?

Y no por ubicar nuestra atención a esta cuestión (defender intereses de clase) debemos perder de vista otros factores que nos permiten entender el momento actual y a su vez plantear exigencias que impidan la implementación de medidas perjudiciales (sumadas a las ya existentes) para nosotros, en nuestro trabajo y en nuestra vida. Para nosotros, el problema es de salud pública, pero el tratamiento de fondo es político-económico. Se trata de una política de clase del Ejecutivo Federal y del gobierno del Distrito Federal. Pero en una sociedad dividida en clases sociales, toda intervención, tratamiento y solución de problemas y de sus “efectos” concierne directamente a las clases sociales:

1. La política sanitaria (biopolítica de clase) del Ejecutivo (pues el Legislativo esta perplejo y subordinado al ejecutivo) esta íntimamente ligada al momento actual de la “crisis” y de la etapa neoliberal del Estado mexicano (de clase). Por lo tanto la actuación de esta biopolítica está estrechamente determinada según este vínculo.

2. El Estado está adquiriendo más “deuda externa” con organismos financieros internacionales y gobiernos de otros países que quieren "hacer leña del árbol caído". ¿Ya cuánto gastaron y van a gastar, con dinero público o “prestado”, comprando en farmacéuticas y otras empresas transnacionales en antivirales y otros productos?

3. La clase empresarial tiene que aportar dinero al fondo de reserva, esta consigna no la debemos olvidar, pues somos siempre la población trabajadora los que “terminamos pagando todos los platos rotos”, que la COPARMEX, y los agentes empresariales (como Carlos Slim), se reúnan para dar lo que les toca, ¿cuánto van a apoquinar?

4. Estemos atentos, no vaya a resultar que el Estado "rescate" (con dinero público) a los grandes empresarios del país y de la ciudad con problemas económicos "por la epidemia", bajo el pretexto de cuidarse del “desempleo”. En ese caso que "nacionalice" un porcentaje correspondiente a esas empresas y con cargo directo al trabajador. Hoy más que nunca se puede ver muy claro a quién sirve el Estado y con qué fines. Pues sí, aboga por la reproducción del sistema de producción capitalista subdesarrollado de este país.

Socialismo Revolucionario
Serie: Escenas de la vida cotidiana
Abril 2009

Sus comentarios

  • El 30 de abril de 2009 a 11:41, por Ana En respuesta a: Una muy mala película de cine catástrofe...

    ...Lástima que estemos acostumbrados a este tipo de cine y no reconozcamos que parte es puesta en escena y qué es realidad.
    Y no lo podemos hacer, parece, porque nos han taladreado la cabeza con sus discursos.
    Soy argentina, y desde Buenos Aires veía y escuchaba al presidente mexicano diciendo que la economía no era lo importante, que primero está la salud, y que los ciudadanos debían quedarse en sus casas, porque era el lugar mas seguro????????
    En mi país sabemos lo que significa cuando un dirigente nos "recomienda" quedarnos quietos, tranquilos, en casa, en familia, con la televisión prendida, y sin cuestionar, ni preguntar, ni proponer, ...ni vivir.
    No sé cual es el origen de la epidemia, solo sospecho. Pero sé muy bien cuales son las consecuencias, y sin duda son las mencionadas en el artículo. Una cosa es segura: NO VAMOS A MORIR POR GRIPE PORCINA. ESO ES MENTIRA. Salgamos a la calle, vayamos a trabajar, démosnos las manos, compartamos la comida, veámonos las caras, reconozcámonos como iguales, quitémosnos los barbijos para ver el rostro de nuestro vecino, exijamos que no se beneficien más esos dos laboratorios que monopolizan los medicamentos a nivel internacional y a quienes los estados le "pagan" el valor que arbitrariamente fijan estas empresas, no seamos estúpidos, hasta cuando vamos a elegir creer lo que nos dicen los que detentan el poder?, ¿cuando será el día en que NO nos resulte mas cómodo encender la tele y dejarnos dirigir, QUE PENSAR, PREGUNTAR, EXIGIR? Salgamos a la vereda y miremos alrededor de una buena vez. Después de todo, estamos amenazados de muerte ¿no? ¿qué podemos perder?.

  • El 1ro de mayo de 2009 a 12:58 En respuesta a: Epidemia, economía y lucha de clases

    Acudo a indymedia buscando una alternativa a las informaciones "oficiales-mediáticas" y "lírico-catastrofístas". El artículo del cual eres autor plantea escenarios, si bien posibles, incluso lógicos; que no respaldas con datos duros o fuentes. Al final, aunque es importante tener información sobre los modos de producción y la "cultura" del trabajo (estoy seguro que el trabajo de Marx, más allá de la ideologización, contiene las bases de una mejor dinámica productiva, ergo más justicia social y repartición de la riqueza) no cumple con informar y se vuelve un ejercicio cuasi editorial y autoreferente.
    Ni hablar habrá que buscar información INDY a INDYmedia tal vez.

  • El 3 de mayo de 2009 a 01:07 En respuesta a: Epidemia, economía y lucha de clases

    Tal vez lo que se deba hacer es ir más allá de la información que se está dando, es importante ver la relación que tiene esta epidemia con el capitalismo, este tipo de análisis no los encontraremos en CNN, ni en un comunicado de los medios PRIVADOS de información.

  • El 4 de mayo de 2009 a 21:25, por jorge En respuesta a: Epidemia, economía y lucha de clases

    He estado leyendo articulos en varios lados sobre el tema y veo que se analiza el problema como si el gobierno nos quisiera manipular. Me parece que este articulo es de los pocos que se sale de esta limitación.
    El capitalismo no requiere de manipulaciones para existir, aunque las haga. Puede vivir perfectamente con la ley en la mano y a los ojos de todos. Ya lo vimos con la ley del ISSTE, la dijeron (a su modo, pero la dijeron) por todos los medios de comunicación OFICIALES y la estan hechando a andar. La reforma de PEMEX también. Si necesitaran cortinas de humo para todas las fechorias que hacen, cuantas epidemias llevariamos? no seamos tan ingenuos

  • El 8 de mayo de 2009 a 23:51, por Joaquín Murrieta En respuesta a: Epidemia, economía y lucha de clases

    Me gusta tu artículo. Lejos de informar creo que la propuesta es clara: Comenzar a dar una respuesta de clase a la parálisis que pretende cubrir nuestras vidas en todos los aspectos.

    En Jalisco acaba de decretarse la suspensión de clases por una semana más en todos los niveles. Trabajo en una pequeña Universidad privada. Los profesores estamos dispuestos a desacatar en cierta medida la disposición oficial y continuaremos clases por otras vías (medios electrónicos).

    Nos lo propusimos por que todos percibimos que estas medidas lesionan gravemente nuestro quehacer y estratégicamente el quehacer del pensamiento crítico que debe ejercerse en las universidades.

    Queremos apostar a mantener una cohesión como comunidad universitaria (administración, docentes y alumnado) y desarrollar nosotros un plan de contingencia y resistencia a las medidas impuestas. No sabemos si es la salida a este problema pero creemos que tenemos que comenzar a dar una respuesta a nuestra problemática, pues no hay ni habrá otra instancia pública a la cual acudir. Como dices, crisis como esta no son garantía de que la organización social llegará por si sola, corresponde a las voluntades humanas en colectivo comenzar esa tarea.

  • El 10 de mayo de 2009 a 02:32, por Cheyén En respuesta a: Epidemia, economía y lucha de clases

    el texto es bueno. pero hay que entender una cosa:
    como trabajadores hay que luchar por "todos nuestros intereses" como clase social.
    no ser conformistas y luchar solo por intereses economicos entre amigos trabajadores (en un solo sector).

    todo esto es un proceso de lucha. que tiene que ir avanzando en la organización, hasta ir con otras organizaciones de otros sectores laborales y luchar por otros intereses en comun. ser solidarios con otras luchas de otros sectores, etc.
    tenemos que hacer de nuestra vida una lucha incesante contra toda la explotación capitalista, que no es solo economia. sino politica, ideológica, estética, cultural, educativa, ecológica, etc. Y no para jugarle al "luchador social", al "idealista", sino simple y sencillamente por cuestión de necesidad.

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