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Doce años de lucha por la Memoria, la Verdad y la Justicia; doce años de acompañar las luchas del pueblo organizado
Miércoles 14 de agosto de 2013
Hace ya doce años, el 13 de agosto de 2001 exactamente, Pablo Alvarado Flores, Alejandro, Héctor y Antonio Cerezo Contreras fuimos detenidos ilegal e injustamente, fuimos sometidos a tortura física y psicológica. Fuimos encarcelados el 17 de agosto de 2001 en el área de castigo del penal de máxima seguridad conocido como “La Palma”, más tarde “Altiplano”, ahora CEFERESO #1.
El Estado y sus instituciones de “justicia” no han castigado a quienes nos torturaron, no han castigado a los funcionarios que dentro de los penales de máxima seguridad violaron nuestros derechos humanos, derechos que ellos consignan en un reglamento escrito que le dan a los presos; no han castigado a los responsables intelectuales y materiales de las trece amenazas de muerte que desde diciembre de 2001 comenzaron a realizar contra los integrantes de nuestra organización, así como tampoco han castigado a quienes, desde las instituciones de vigilancia política del estado, organizan la vigilancia y el hostigamiento en nuestra contra. Ni siquiera existe investigación seria de los hechos que hemos judicializado en diferentes ocasiones.
Detención ilegal, tortura física y psicológica, encarcelamiento en penales de máxima seguridad, amenazas, hostigamiento, vigilancia, aislamiento forzoso dentro de los penales, campañas de estigmatización y criminalización, todas esas violaciones a nuestros derechos humanos fueron forjando nuestra decisión de ser la organización que hoy somos y de aprender de los derechos humanos para utilizarlos como un instrumento de defensa, en un primer momento, de los presos por motivos políticos, de sus familiares y amigos que luchaban por su libertad y después, en un segundo momento, de las organizaciones sociales, políticas y de derechos humanos que luchan por la satisfacción plena de los mismos.
Al Estado, a sus funcionarios y a los deshonestos, les daría gusto que ni nosotros ni nadie recordara estos hechos, les encantaría que no apeláramos a nuestro derecho humano a la Verdad, a la Memoria, a la Justicia, a la Reparación integral del daño, derechos todos de las víctimas de violaciones a los derechos humanos; les encantaría que el Comité Cerezo México dejara de existir o dejara de enarbolar la idea convertida en actos concretos de que los derechos humanos y su defensa no son una abstracción que sólo existen en los textos o en sus instituciones “especializadas”, sino en actos concretos y cotidianos.
Existimos, doce años después, gracias a la solidaridad de nuestro pueblo; existimos, gracias al ejemplo de miles de hombres y mujeres dignos; existimos, gracias a la persistencia de otros presos políticos por resistir las condiciones del presidio, los abusos cotidianos de las autoridades; existimos porque sigue existiendo la miseria, la opresión, la explotación de la gran mayoría de la sociedad por una pequeña parte egoísta, cruel y perversa; existimos a pesar de las campañas de estigmatización que pretenden aislarnos de las organizaciones y personas luchadoras sociales y defensores de derechos humanos honestos; existimos y existiremos aunque el Estado decida cegar nuestra existencia, porque la lucha por la realización plena de todos los derechos humanos de nuestro pueblo encontrará corazones y mentes dignas para afrontar todos los riesgos que esto implique; existimos y existiremos porque siempre habrá organizaciones y personas que en cualquier momento enarbolarán la consigna de libertad a todos los presos por motivos políticos sin importar su filiación política o forma de lucha; existimos y existiremos porque siempre habrán organizaciones y personas que anteponiendo el principio de la solidaridad no permitirán que los detenidos desaparecidos o las víctimas de otras graves violaciones a sus derechos humanos sean “propiedad exclusiva” de alguien por muy noble que sea la causa o la razón de su egoísmo.
Continuaremos estos caminos de lucha social mientras tengamos vida, continuaremos con nuestra labor por convicción y compromiso con todos aquellos luchadores sociales y defensores de derechos humanos que han sidodetenidos-desaparecidos, ejecutados extrajudicialmente, encarcelados, torturados, amenazados, perseguidos y con todo nuestro pueblo que se organiza y lucha. Sin anteponer nuestras diferencias intentaremos construir puentes de unidad ante este “nuevo” gobierno hábil y experimentado en la labor de la represión, pues es responsable de masacres inocultables, pero también de formas sutiles y menos visibles de destruir organizaciones y personas.
Nuevamente, gracias a todos los que han depositado su confianza en nosotros, gracias a quienes con su labor cotidiana y sencilla mantienen las áreas y proyectos del Comité Cerezo México, gracias a quienes a pesar de la estigmatización, la criminalización y la calumnia que el Estado difunde por muchos medios se han atrevido a conocernos en el trabajo cotidiano y nos han brindado su amistad y su solidaridad.
¡Porque ser defensor de derechos humanos no es sinónimo de terrorista!
Comité Cerezo México, organización de derechos humanos
Premio Alemán de la Paz de Aquisgrán 2012.
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