Portada del sitio > Movimientos > Migración > El fetichismo en el debate político o por qué no existen objetos (...)

El fetichismo en el debate político o por qué no existen objetos capitalistas

Miércoles 14 de septiembre de 2011, por jorge_rojasve

por: Jorge Luis Rojas D’Onofrio

"Soldados del Batallón sin nombre, si queréis armas y banderas, id a tomarlas"
Simón Bolívar

Numerosas supersticiones humanas implican relaciones ficticias entre objetos y sucesos repentinos. Curaciones milagrosas, accidentes fatales, sentimientos de amor, acontecimientos políticos, son atribuidos a objetos que difícilmente pueden tener un vínculo con estos sucesos, al no evidenciarse una conexión física o lógica entre dichos eventos. Amuletos, reliquias, talismanes, ídolos y fetiches se cuentan entre los numerosos objetos que, dentro o fuera de las ortodoxias religiosas, muchas personas identifican como detentores de propiedades humanas o sobrenaturales.

Pero incluso fuera de lo que muchos comúnmente consideramos superstición o religión, este fetichismo parece encontrarse igualmente en ámbitos que la mayoría considera ideológicos y laicos. Este artículo pretende mostrar y criticar el fetichismo presente en el debate político y en las ideologías supuestamente laicas de muchas personas.

Fetichismo

Los exploradores portugueses de los siglos XVII y XVIII dieron origen al término de fetiche, al referirse a los objetos "hechizados" (feitiço significa hechizo en portugués) de los pueblos africanos con los que entraron en contacto. En muchos casos los términos fetichismo y animismo fueron utilizados por los europeos para describir las creencias, primitivas según ellos, de los pueblos africanos, obviando convenientemente los fetiches del catolicismo (reliquias, crucifijos, escapularios, ostias, imágenes y estatuas, agua bendita).

El fetichismo de la mercancía fue identificado por Carlos Marx como una de las características de las sociedades capitalistas. Según esta descripción, en el capitalismo la relación de precio entre mercancías hace desaparecer las necesidades que dieron origen a dichos precios; la producción de mercancías y no la satisfacción de las necesidades o deseos parece ser el objetivo del trabajo. Como consecuencia la acumulación de mercancías se convierte en un fin en sí mismo y deja de ser vista como un medio para obtener la felicidad.

Hoy en día el fetichismo muchas veces es aprovechado por los vendedores a través de la publicidad para generar decisiones irracionales en los compradores. El relacionar un automóvil con el éxito personal puede inducir a una persona a comprar el automóvil no para satisfacer una necesidad o un deseo racional, sino con el objetivo de obtener el éxito de manera mágica.

¿Inventos capitalistas?

La principal crítica de este artículo va dirigida a un tipo particular de fetichismo que se ha convertido en un argumento para defender al sistema económico actual y que incluso ha permeado en los críticos de este sistema.

Es común hoy en día el argumento de los inventos producto del capitalismo. Este argumento consiste en defender el capitalismo atribuyéndole todos los beneficios de la tecnología y de los avances científicos desarrollados o descubiertos bajo sistemas capitalistas. ¿Cómo criticar al capitalismo si desde la revolución industrial hemos disfrutado de avances en los medios de transporte como trenes, aviones, automóviles, en el uso de la energía, como la energía eléctrica, nuclear, en la ciencia médica como la penicilina, las vacunas, y en otros ámbitos como el proceso de pasteurización, aparatos como refrigeradores, teléfonos, y un largo etcétera?

A pesar de lo aparentemente razonable de este argumento, éste no resiste una simple comparación con sistemas económicos del pasado. Imaginemos que el mismo argumento fuera utilizado para defender sistemas económicos de la antigüedad, como por ejemplo, el sistema esclavista. Numerosas civilizaciones de la antigüedad no sólo admitían la existencia de esclavos, sino que muchas de estas civilizaciones basaban su economía en el trabajo esclavo. incluyendo a casi todas las grandes civilizaciones de la antigüedad (Sumeria, Egipto, Persia, China, Grecia, India, Roma). Podríamos preguntarnos irónicamente ¿Cómo criticar al sistema esclavista si en esas sociedad esclavistas se desarrollaron grandes avances de los que todavía disfrutamos, como la escritura, monedas, tornillos, espejos, ruedas, papel, vidrio, la tinta, barcos, la vela, carros, tuberías, mapas, molinos? Podríamos agregar los inventos desarrollados en Europa durante la Edad Moderna tomando en cuenta las riquezas recibidas por este continente gracias al trabajo esclavo de sus colonias.

Hablar de objetos capitalistas, al referirnos a un automóvil, un teléfono celular, o una computadora, tiene tanto sentido como hablar de objetos esclavistas al referirnos a una moneda, un tornillo o una hoja papel.

La comparación nos muestra el absurdo de hablar de objetos capitalistas, pero no nos explica el origen de esa confusión. Su origen, pensamos, se encuentra en el fetichismo. Este fetichismo le atribuye valores humanos como el altruismo o el egoísmo, la solidaridad o la mezquindad, a objetos inanimados que si bien pueden haber sido producidos bajo determinado sistema económico, no heredan las culpas o los logros de dichos sistemas económicos.

No podemos pedirle a los defensores del socialismo renunciar a los objetos y a las invenciones producidos en sistemas capitalistas, esto es tan absurdo como pedirle a los defensores de la libertad renunciar a objetos e invenciones producidos durante sistemas esclavistas. ¿Podemos imaginar acaso a Espartaco renunciando a utilizar las espadas con las que se enfrentó a las legiones romanas? ¿Podemos imaginar a L’Ouverture renunciando a los fusiles con los que batalló contra los franceses? ¿Podemos imaginar a Simón Bolívar renunciando a la caballería traída por los españoles a América con la que pudo vencerlos? ¿Podemos decir que eran hipócritas o contradictorios al utilizar esas invenciones nacidas en la esclavitud para luchar contra la esclavitud? Por supuesto que no.

Al contrario. Modificar la realidad implica utilizar componentes de esa realidad. No se puede abolir la esclavitud por arte de magia, sino utilizando ideas, alimentos, herramientas e incluso armas nacidas dentro de la esclavitud para luchar contra el mismo sistema que les dio origen. De la misma manera no se puede combatir el capitalismo por arte de magia, sino utilizando ideas, alimentos, herramientas e incluso armas nacidas dentro del capitalismo. Si una idea es esclavista por el simple hecho de haber nacido en la esclavitud, no hay idea más esclavista que la abolición de la esclavitud. Si una idea es capitalista por el simple hecho de haber nacido bajo el capitalismo, entonces no hay idea más capitalista que el socialismo. No es así, Las ideas abolicionistas nacen de la esclavitud precisamente para combatirla, y las ideas socialistas nacen del capitalismo precisamente para combatirlo.

Sin embargo, a este argumento que justifica por completo la utilización de invenciones y objetos nacidos bajo el capitalismo para construir el socialismo, hay que agregarle ciertas consideraciones que permiten entender por qué esto no significa que no sea importante escoger con bases ideológicas las invenciones y objetos que utilizamos.

¿A dónde se destinan los recursos?

Si bien es cierto que las invenciones y los objetos no heredan las culpas del capitalismo en el que fueron creados, es cierto que la utilización de ciertas invenciones u objetos sí puede beneficiar o perjudicar la construcción del socialismo.

Si bien la utilización de un objeto fabricado bajo un sistema capitalista, en el que por ejemplo los trabajadores que lo fabricaron reciben bajos salarios y trabajan en malas condiciones de higiene y seguridad, no implica apoyar al sistema capitalista, el pagar por dicho objeto sí implica una transferencia de recursos hacia instituciones y personas que pretenden mantener dicho sistema. De eso debemos estar conscientes.

Muchas veces es posible escoger a dónde serán destinados nuestros recursos a la hora de adquirir algún bien o servicio, y esa escogencia puede repercutir en el bienestar de la sociedad y en el deseado cambio de sistema. Si preferimos comprar un bien producido por empresas con un mejor trato hacia sus trabajadores, entonces aumentaremos la cantidad de recursos del que dispondrán dichas empresas en comparación con otras. Esto sin duda tiene un impacto en la distribución de los recursos en la sociedad, en el bienestar de las personas y en la construcción del socialismo. Es probable que esas empresas puedan contratar más trabajadores y las otras menos, por lo que habrá más trabajadores con mejores condiciones. Esto no siempre es posible, y en muchos casos no es recomendable si se ponen en riesgo otros factores que también son importantes para la construcción del socialismo, como la buena alimentación, salud, educación y hasta el esparcimiento de las personas. Comprar un alimento producido por una cooperativa es preferible a comprar un alimento producido por una transnacional privada, siempre y cuando esto no implique desmejorar la alimentación de la persona.

La idea es, en la medida de lo posible, preguntarnos hacia dónde se dirigen los recursos cada vez que tomamos una decisión económica, como cuando aceptamos un trabajo, compramos un bien o un servicio, o realizamos alguna actividad productiva, y priorizar aquellas decisiones que pensamos mejor ayudan a conseguir nuestros objetivos de justicia y bienestar social.

Símbolos

La utilización de invenciones y objetos producidos en el capitalismo no sólo afecta la construcción del socialismo debido al lugar al que son destinados los recursos necesarios para producir o adquirir dichos objetos e invenciones. Además esa utilización puede afectar la construcción del socialismo debido a lo que dichas invenciones y objetos representan para las personas.

Si bien el fetichismo se fundamenta en una creencia falsa que le atribuye propiedades "mágicas" a los objetos, el sólo hecho de que existan personas que tengan esas creencias falsas hace que dichas creencias no sean irrelevantes. Si bien una maldición colocada para evitar la entrada de intrusos en algún recinto no tiene ningún efecto real sobre los intrusos potenciales, el hecho de que dichos intrusos crean en la maldición puede evitar que entren. Si bien la caída de una bandera poco puede afectar la fuerza material de un ejército, sí puede afectar la moral de los soldados y conducir a una derrota. De la misma manera, si bien no existen objetos ni invenciones capitalistas, el uso de determinados objetos e invenciones que se han convertido en símbolos del capitalismo, puede afectar la lucha por la construcción del socialismo. Dos franelas o camisetas pueden ser producidas en la misma fábrica capitalista, y costar exactamente lo mismo, pero si una de ellas tiene estampada una imagen del Che Guevara y la otra una M de McDonald’s, cada una de ellas enviará un mensaje diferente a las personas que la vean.

Debemos entonces no sólo entender la falsedad del fetichismo sino además entender que, a pesar de ser falso, el fetichismo afecta a las personas y por lo tanto afecta la lucha en contra del capitalismo y a favor del socialismo. Si bien no existen objetos capitalistas, los revolucionarios debemos entender que nuestras decisiones con respecto a los objetos que utilizamos sí tienen repercusiones sobre nuestra lucha.

Comentar este artículo