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Cineteca Nacional: que se vayan todos

Miércoles 30 de septiembre de 2009, por Iván Rincón Espríu

A los autores del secuestro de la Cineteca Nacional

Al público restante

Al que ha dejado de asistir

Durante mucho tiempo, la Cineteca Nacional no ha hecho más que empeorar. Problemas que, si hubiera gente de otra índole a las órdenes y al mando, tendrían solución en horas o minutos, o de un día para otro, allí duran años y sexenios, a pesar de las quejas y críticas, así como la pérdida de un público de calidad, también en cantidad. Ha habido remodelaciones salvajes y brutales (como la destrucción del piso de losetas con nombres de compositores mexicanos de canción popular) y aparentes modernizaciones (del carísimo estacionamiento, por ejemplo) que se detienen a las puertas de los cuartos desde donde los secuestradores del recinto proyectan su absoluta falta de respeto al público y al cine (a veces lo hace desde un ruidoso aparato colocado entre las butacas).

La calidad de la exhibición en general y particularmente durante ciclos o retrospectivas, foros y muestras, es tan baja que, en vez de cobrar, deberían pagarle a uno por tolerar semejante insulto. En estos casos, por el contrario, no se aplican los tradicionales descuentos de martes y miércoles; la mayoría de las películas está en video digital (DVD), lo que supone una pésima imagen, la peor posible, sin exagerar, prácticamente una mancha difusa, además fuera de cuadro o sin extender hacia lo ancho o mutilada. Cuando no es proyectada en el techo y las paredes, con los subtítulos fuera de la pantalla (o sin subtítulos, así la película esté hablada en inglés), es una miniatura comparable con un televisor. En formato de 35 milímetros o cinta de carrete, a las secuencias les faltan fotogramas y se ven oscuras y opacas (hecho que antes criticaba el director actual, quien ahora culpa de la disminución del público a un camión de naranjas). El audio de las películas más viejas, en carrete o DVD, lastima los oídos y provoca dolor de cabeza. A mitad de la última función, la proyección se desenfoca progresivamente hasta el final y no hay quien corrija eso porque los cácaros se van antes de que termine la película; cuando siguen allí, apagan todo antes de que uno termine de leer los créditos. Por si fuera poco, muchas películas importantes son exhibidas con demasiados meses de retraso respecto al estreno comercial o simplemente nunca.

En fin. Cuando no es una cosa es otra o varias al mismo tiempo o todas, además de las que falta por mencionar, pues la lista es interminable, y los responsables de que todo esté mal, tanto como sea posible y cada vez peor, viven en un limbo de autoengaño; su vocación de autosabotaje parece no tener límite, pues a veces el caos es de antología fenomenal, como el ciclo dedicado a Pier Paolo Pasolini o la charla con Guillermo del Toro, después de romperle toda la madre, para decirlo en buen mexicano, a su obra maestra, El laberinto del fauno, con interrupciones que, además de la continuidad, hacían perder la concordancia entre imagen y sonido, como también suele ocurrir.

Las críticas y quejas no tienen efecto alguno, a cambio de la indolencia o nula percepción del público restante, que ha bajado notoriamente de nivel, ha disminuido su calidad en la misma medida que la cineteca (si es que todavía se puede hablar de calidad); de ahí que no deje de platicar durante las películas ni de comer haciendo ruido ni de saltar sobre los asientos y patear los de enfrente o poner los pies encima, ni de prender la luz de sus celulares o contestarlos, señalar con la mano la pantalla, reír a carcajadas y aplaudir al mismo tiempo hasta por el descuartizamiento de niños y, como corolario, beber cerveza y dejar los envases en los asientos (este consumo está por ser negocio del propio recinto... si lo permitimos).

Pero nosotros no somos representativos de ese público, sino del que ha perdido la cineteca (pérdida que, para los autores del secuestro, ha de ser ganancia) o del que sigue asistiendo y sale ofendido, indignado, frustrado, inclusive agredido, y expresa de múltiples formas y por diversas vías su inconformidad, su descontento, su molestia, pero sin más respuesta que una soberbia inaudita o el silencio; somos representativos del público exigente que, desde hace años, dejó de tener cabida o lugar allí, a pesar de ser suyo. Por eso, como la Cineteca Nacional es del público en su totalidad y no de la partida de burócratas ineptos, medio sordos y medio ciegos, que si tuvieran un ápice de honestidad se dedicarían a otra cosa, muy otra, exigimos que se vayan todos, que no quede ni uno solo de quienes han hecho del desastre algo normal y no conciben otra posibilidad. Obviamente habrá alguien capaz de cargar con el paquete que a ellos les queda inmenso porque ni entre todos se hace uno a la altura de lo que debería ser este recinto institucional convertido en basura reciclada.

En ningún país del mundo es tolerada tanta estulticia por tanto tiempo. Hasta en México, donde parece que no, todo tiene un límite.

Gustavo García, Isela Vega, Sergio Aguayo, Valentín Rincón, Nayeli Nesme, Betsy Pecanins, Hebe Rosell, Laura Abitia, Gabriel Sanvicente, Adriana Portillo, Carla Faesler, Patricia Vega, José Gil Olmos, Demetrio Béaz, Anatolio Vázquez, Héctor Cerezo, Claudia Santiago, Roberto Landero, Pedro Meyer, Joaquín Palma, Lena García Feijoo, Elsa Ayón Suárez, Andrea Peláez Zárate, José Luis Mariño, Enrique González Ruiz, Joel Simbrón del Pilar, Ana Gabriela Hernández, Y’aha Rosa Sandoval, Guadalupe Hernández Arzaba, Graciela López, Denise Alamillo, Alma Sánchez, Heriberto Rodríguez, Romina Duarte, Yan Ledesma, Elizabeth Elizalde Salazar, Raquel Padilla Ramos, Rocío Becerra Montané, Diana Aurora Alvarado, Yuri Raúl Vargas, Claudia Caballero Zagler, Mónica Silva, Ruby Villarreal, Marcello Skazo y La Real Skasez, Daniel Iván y La Voladora Radio, Aleida Gallangos y Mexicanos sin Fronteras.

Responsable de la publicación: Iván Rincón Espríu


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Sus comentarios

  • El 6 de octubre de 2009 a 06:05, por ácrata En respuesta a: Cineteca Nacional: que se vayan todos

    el pais se cae en pedazos y a un idiota se le ocurre hablar de la cineteca... ¿que no tiene nada mejor que hacer?
    pobres de los que embaucaron con su firma en un asunto tan estupido comandado por un idem.

  • El 6 de octubre de 2009 a 07:25, por Marcello Skazo En respuesta a: Cineteca Nacional: que se vayan todos

    ...los grandes cambios comienzan con pequeños cambios, que poca memoria tenemos no??

    en fin, eres libre de expresar tu opinion.

    buena vibra!

    Marcello Skazo
    La Real Skasez
    www.myspace.com/larealskasez

  • El 6 de octubre de 2009 a 10:32 En respuesta a: Cineteca Nacional: que se vayan todos

    A los firmantes, el hecho de serlo, no les impide pronunciarse sobre otros temas, tan importantes o más, ni actuar en consecuencia. Entre las peores respuestas que tuvo este pronunciamiento están las de quienes se negaron a firmarlo, inclusive a leerlo, porque son muy "revolucionarios" o algo por el estilo y desprecian la cultura desde la estupidez y la ignorancia, no desde ninguna posición revolucionaria. La deshonestidad y la estulticia de quienes, directa o indirectamente, asumen complicidad con el secuestro del país, incluidas sus instituciones culturales, suele coincidir con la cobardía, como es el caso de quien escupe aquí un insulto anónimo y creo saber quién es.

  • El 6 de octubre de 2009 a 11:36 En respuesta a: Cineteca Nacional: que se vayan todos

    Los idiotas se sienten menos idiotas cuando llaman idiotas a otros que no lo son. Si el país se está cayendo en pedazos es gracias a esta clase de cretinos. Un verdadero ácrata demandaría que se vayan todos de Los Pinos y de ahí hacia abajo, pasando por la Cineteca Nacional, obviamente, en donde quizás están destruyendo el acervo para privatizar el inmueble. Es el mismo síndrome de Canal Once.

    Con lo primero que arrasará la dictadura militar en ciernes será la educación, la cultura y todo lo que tenga algo qué ver con el intelecto, o sea, lo que menos preocupa y ocupa a quienes llaman a otros con su propio nombre.

  • El 17 de noviembre de 2010 a 12:42, por Juan En respuesta a: Cineteca Nacional: que se vayan todos

    Pues tampoco han cambiado las cosas desde que entró la nueva administración...

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