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La epidemia en el corazón de la lucha de clases. Notas sueltas sobre una biopolítica manipulatoria de clase

Viernes 1ro de mayo de 2009, por SOCIALISMO

LA EPIDEMIA EN EL CORAZÓN DE LA LUCHA DE CLASES:

NOTAS SUELTAS SOBRE UNA BIOPOLITICA MANIPULATORIA DE CLASE

La burguesía ha despojado de su aureola a todas las profesiones que hasta entonces se tenían por venerables y dignas de piadoso respeto.
Al médico, al jurisconsulto, al sacerdote, al poeta, al hombre de ciencia, los ha convertido en sus servidores asalariados.
La burguesía ha desgarrado el velo de emocionante sentimentalismo que encubría las relaciones familiares, y las ha reducido a simples relaciones de dinero.

K. Marx-F. Engels, “Manifiesto del Partido Comunista”

Estas notas tienen por objeto una cuestión principal: demostrar que en este problema no se trata de “obedecer órdenes” y actuar “preventivamente” bajo el liberalismo vulgar de “dejar hacer-dejar pasar”, y que la burocracia política haga a placer lo que quiera.

A pesar de la grave incredulidad y deslegitimidad a los gobiernos y sus discursos, la epidemia sigue su curso y el asunto es cómo lo van a resolver los gobiernos. Desde qué perspectiva (de clase) van a tratar este problema sanitario. El secretario de educación declaró que “no hay nada por encima de la salud de los mexicanos”. Pero ¿por qué no dice lo mismo el secretario del trabajo o el secretario de economía?

El problema es de salud pública, pero el tratamiento es político-económico. Se trata entonces de una biopolítica del Ejecutivo Federal y del gobierno del Distrito Federal. Además de otros Estados del país. Pero en una sociedad dividida en clases sociales, toda intervención, tratamiento, solución y medidas tomadas frente a estos problemas y sus efectos concierne directamente a las clases sociales. Los gobiernos ejecutan y practican funciones y papeles de clase. El poder de clase se dejará ver cómo atraviesa estos gobiernos. Desde el punto de vista político y económico de este problema sanitario, este es el problema crucial: El poder de clase. Veamos.

Se ha dicho que todos pueden acudir a las clínicas y hospitales del Seguro Social. (Sabemos que es permisible en el Estado capitalista toda una “política social” y más a este nivel de emergencia).

Que el gobierno va a comprar medicamentos. Que ya tiene, que ya compró vacunas. Muy bien. Pero a qué farmacéuticas compró los medicamentos y vacunas, acaso a farmacéuticas nacionales o alemanas? Y por qué? Y Con qué dinero? El gobierno se endeudó más con los extranjeros? O disponen de fondos de reserva? Cómo está compuesto este fondo de reserva? Los empresarios apoquinaron para un fondo de reserva? O como siempre, sólo los trabajadores. Cuál va a ser la función de este fondo de reserva: comprar medicinas, alimentos, y bienes para combatir el problema o financiar a los empresarios “afectados” económicamente por esta epidemia.

Más aún, por qué un obrero común y corriente “vive al día” y por qué no dispone de un fondo de reserva para casos como éste? Qué sucede en su trabajo, que no le permite ahorrar, y formar un fondo de reserva, que es lo más racional, para un país como el nuestro propenso a catástrofes (como temblores por ejemplo). Qué sucede en el trabajo o en el sistema de trabajo de este país que no permite a los trabajadores formar un fondo de reserva con el total de la producción social a que contribuyen todos los trabajadores del país.

A quién se le van a “comprar” los medicamentos. A farmacéuticas “nacionales” (¿existen?, Por qué?) o se dejará ver el poder del capital empresarial de las industrias farmacéuticas trasnacionales, esas que se apoderan de toda la biodiversidad y recursos naturales de los países menos desarrollados para patentarlo y venderlo todo, y toda vía más caro si se trata de la cura de una enfermedad expansiva. (Ya se sabe que a pocos días de esta epidemia han subido las acciones de estas farmacéuticas trasnacionales: “Con el anuncio de la nueva epidemia en México, las acciones de Gilead subieron 3 por ciento, las de Roche 4 y las de Glaxo 6 por ciento, y esto es sólo el comienzo” 1).

Pues bien, se trata de no perderse en una burbuja ideologizante izquierdista. No es necesario. El sistema es tan “encantadoramente honesto” porque no puede tapar el sol con un dedo. No plantearemos el asunto como lo está haciendo la mayoría, es decir, desde una posición oficial de derecha, que hace ver el problema real de una forma completamente aislada del “todo” de la realidad de nuestra formación social; tampoco planteamos el problema dentro de una burbuja ideológica izquierdizante del tipo siguiente: que se trata de un ataque biológico terrorista; una medida de contrainsurgencia; un ataque de la CIA.; una manipulación para censurar la crisis o el día internacional del trabajo en plena crisis del capitalismo mundial; una manipulación electoral del gobierno, una manipulación para ocultar la resistencia minera de Cananea o para ocultar que la filosofía fue eliminada-prohibida del bachillerato de todo el país con la reforma educativa [aunque si decimos que la filosofía es el ejercicio dialéctico del pensamiento, claro que corremos peligro]; etc. etc. etc. No. No nos sumamos a estos cantos.

No podemos perder de vista que esta política sanitaria (biopolítica) del Ejecutivo (pues el Legislativo está perplejo y subordinado) está íntimamente ligada a la crisis actual, al Estado de clase, así como al papel de lo económico (etapa neoliberal del Estado). Todo está estrechamente concatenado. Así, todo el tratamiento y operativo de emergencia sanitaria está dentro de estos niveles en los que el Estado se desenvuelve de múltiples maneras.

1.- La reivindicación de los trabajadores tendría que ser que el Estado no cubra exclusivamente el fondo de reserva de los recursos públicos (compraron un millón de vacunas y antivirales a una o dos farmacéuticas trasnacionales y con dinero público).

2.- Que el Estado no adquiera "deuda externa" con el Banco mundial (El Banco mundial ya “prestó” al gobierno federal más de 200 millones de dólares) o el FMI u otros agentes financieros. Incluso con gobiernos de otros países que quieren "hacer leña del árbol caído".

3.- Que la clase empresarial aporte directamente recursos para el fondo de reserva. La Coparmex y otras organizaciones empresariales -que ya pusieron el grito “furioso” en el cielo porque dicen que con el cierre de comercios en el DF pierden 1 500 millones de pesos al día- tienen que apoquinar al fondo de reserva y no que el fondo de reserva se gaste en sus “pérdidas”. Cuidado con sus gritos furiosos delos empresarios que buscan financiación del Estado con dinero público para sus negocios.

4.- Que el Estado no "rescate" a los grandes empresarios con problemas económicos "por la epidemia". Cuando sea el caso, que "nacionalice" en un porcentaje correspondiente a esas empresas, y con cargo directo al trabajador.

5.- Que el Estado no sea el servidor-apoyo (con dinero público) de los capitales empresariales con el gran discurso de evitar el "desempleo". Esto es cínico: El Estado financiando (con dinero público y acosta del trabajador) los problemas del burgués-empresario, para que las empresas se recuperen (eleven ganancias privadas) y reproduzcan la explotación al obrero (Ver el caso del “izquierdista” M. Ebrard en el DF). Es como si un banquero pide prestado a cien individuos para juntar un monto y con éste hacer préstamos a estos individuos con tasas de interés.

Como se ve, el asunto hay que tratarlo como un problema real. Independientemente del cretinismo de los partidos políticos y el gobierno federal panista y sus “errores” en este tratamiento. Independientemente de las faltas de responsabilidad como la de la Secretaria de Salud del Estado de México que en los primeros días de explotar la epidemia renunció al cargo por su urgencia de irse de campaña electoral para buscar el hueso de una presidencia municipal. Es decir, independientemente de los jugos electorales a los que estamos acostumbrados. Pero también independientemente de los reales niveles y alcances del poder del Estado y su invasión totalitaria a todas las dimensiones de la sociedad y de cualquier persona, hasta llegar a su intimidad más minúscula: del control de la nariz al control del saludo, del control de los labios hasta el control de la sangre, llegando al control de los sueños, del miedo, etc.)

El asunto es real y está avanzando. Y si lo planteamos así, nuestros análisis se irían más o menos a estas relaciones de intereses de las clases y fuerzas sociales y los papeles de clase y funciones de clase que adopten los gobiernos. Pienso que así se daría más luz a muchas cosas que si nos envolvemos en esa “conjura mundial” que dice que todo es simple manipulación.

El punto es cómo está resolviendo y cuáles son los hilos del poder de clase y de qué tipo y forma se van moviendo, entrelazando y fracturando entre las fuerzas sociales.

Qué papel está jugando la Deuda Externa en esta contingencia. Porqué recurre el gobierno a ella y no a otros agentes. Cuáles son las relaciones del gobierno con las trasnacionales farmacéuticas, además de que se nos cae el telón del carácter “humanista” de estas empresas que es claro que se están “lamiendo los bigotes” por la cantidad de ganancias que pueden lograr si se agrava este problema sanitario mundial.

Cuál es el papel de la burguesía mexicana (que acapara toda la riqueza) en un Fondo de Reserva por la agravación de esta contingencia. De consumidora o de proveedora.

Es claro que sí hay fondos de reserva contra posibles catástrofes, pero, es suficiente? Y quiénes participan en la creación en estos fondos. Por su puesto, es claro que en su mayoría es el trabajador común.

En realidad son dos los corazones de esta contingencia desde el punto de vista político y económico: el problema de las ganancias (plusvalía) privatizadas y el problema de la incapacidad política, económica, tecnológica y científica de este país de salir airoso ante un problema de este nivel debido a la historia de nuestros gobiernos que se someten a los intereses de las empresas extranjeras trasnacionales.

Y es que, como preguntábamos líneas arriba, hay un problema en el mundo del trabajo de este país que no permite al trabajador común de este país forjar y tener un fondo de reserva propio para enfrentar una posible contingencia como ésta. Después de todo, sería lo más racional prepararse ante ciertas adversidades.

En efecto, esto se debe al grado de estrangulamiento y sobreexplotación del trabajador por parte de su patrón o dueño de los centros de trabajo, ya que éste acapara de forma “privada” los más altos niveles de acumulación de las ganancias (plusvalía) y del trabajo excedente (plustrabajo) y productos excedentes (plusproducto) que los millones de trabajadores contribuyen directamente a producir, y que no les toca sino niveles de salario miserables (México tiene el más bajo nivel salarial de toda América Latina) que no les permite ni formar un simple botiquín.

Cuando se asiste a un “rescate” del gobierno con cargo en el dinero público a las “perdidas económicas” de los empresarios, lo que se descubre es en verdad la posición del ESTADO en la reproducción del modo de producción y comercio capitalista. Es decir, se devela el Estado como simple administrador-apoyo al servicio de las clases adineradas.

Además se descubre el carácter irracional del sistema capitalista que por su enraizamiento en la acumulación, ampliación y acrecentamiento de la propiedad privada, no es capaz de construir un fondo de reserva común para la población trabajadora en un país como el nuestro propenso a desgracias “naturales”, como terremotos, epidemias, etc.

Se ve entonces un sistemático carácter de clase en las posiciones, funciones, tratamientos, operaciones y soluciones del Estado relacionados en este caso con el virus de la gripe porcina.

Lo que criticamos es justamente eso. Los intereses de las clases adineradas en el conjunto de maniobras del estado para resolver este problema sanitario. Y más aún, criticamos que los medios de comunicación y el gobierno escondan el conjunto de intereses políticos y económicos (de clase) condensados en las soluciones a este problema y que tratan de presentar como un problema exclusivamente de “salud pública” aislado de toda política y economía del país. (de ahí que en su mayoría sólo hablen los secretarios de salud) Creo que ya se ha demostrado que no es así. Que al contrario, cualquier problema social en una sociedad dividida en clases sociales, concierte de distinta manera a estas clases sociales, y más si están a un nivel de confrontación y oposición como el de nuestra sociedad que basada en el “honesto” y “transparente” “saqueo”.

Llamamos al lector en este sentido a que preste atención a los discursos oficiales que llaman a la “responsabilidad de la sociedad”, a la “unidad de los mexicanos”, y a la defensa del principio de “la vida humana de cualquier ciudadano por en cima de cualquier cosa”. No puede haber más hipocresía, cuando en verdad, las salidas y soluciones reales a este problema se hacen con cargo en el trabajador, en la defensa y apoyo de los dueños del dinero, es decir, sin “unidad de los mexicanos” y eso porque lo que en verdad se vive a diario es una “lucha entre clases sociales” y más en tiempos de cólera.

AL GOBIERNO SE LE PUEDE SALIR “EL CHIRRÍN POR EL PALITO”

Si se agrava esta epidemia pueden explotar varias contradicciones:

1.- La epidemia tan sólo podría a gravarse en este país por causa de una profunda incredulidad y deslegitimidad en los funcionarios de los partidos políticos y en la burocracia del Estado. El problema de la legitimidad de un gobierno emanado de un fraude tamaño nacional, puede crear efectos negativos en la propia acentuación de la epidemia. Si nadie cree, nadie actuará en consecuencia con las medidas preventivas. Y si se multiplican las muertes, ya no será por la epidemia, sino por los siglos de mentira, fraude e imposiciones en esta sociedad, que no conoce la democracia ni desde 100 años luz.

2.- La subordinación (subsunción) del Estado a los grandes capitales funciona para resguardar y hacer levantar sus empresas privadas con dinero público. Este es el mismo fenómeno de la "privatización", pero agudizado a escalas más radicales, porque lo que ahora se privatiza es directamente y sin vergüenza alguna, es el dinero público. Y lo que es peor, se utiliza para echar a andar la explotación capitalista en sus distintas esferas. Se utiliza el dinero del pueblo trabajador para desarrollar el “capitalismo de compadres”. Es como si usara el dinero de mis empleados para echar a andar el negocio y mantenerlos como empleados. Con ello, se devela la postración del Estado al capital y el carácter del Estado de “perro guardián” del capital. (Véase la izquierda de M. Ebrard.) Con ello, es muy clara la posición de los gobiernos: Viva el capitalismo (un sistema de producción y comercio irracional que no permite ni crear un fondo de reserva digno para cualquier trabajador)
Se comprende la hipocresía de los gobiernos guardianes de la propiedad privada cuando dicen que “lo más importante es la vida humana”.

3.- Si llegasen a escasear los alimentos básicos, el Estado tendría que comprar a otros países, -cosa que ya hace- (a EU fundamentalmente) (y a precios más elevados porque estos precios han subido mucho) y ello debido a una incapacidad de estos gobiernos por atender la “soberanía alimentaria” y “seguridad alimentaria” del país, y ello con el ánimo de comprar-apoyar a la agroindustria trasnacional y por causa del TLC que barrieron con todo productor de alimentos nacional y expulsándolo a EU. Es decir, como el gobierno en “coexistencia” con los capitales nacionales y extranjeros, históricamente han hecho de México un país “dependiente” e incapaz de desarrollar una autosuficiencia alimentaria, productiva, científica, tecnológica, y hasta política y jurídica. Todo lo copiamos del yankee, y lo que no, nos lo imponen casi por la fuerza. No se nos permite la autosuficiencia porque perderían las empresas extranjeras. Por eso, América Latina sufre una “dependencia” con el primer mundo del que México ocupa el primer lugar.

4.- Saldría a la luz, la profunda dependencia de México con Estados Unidos. Dependencia científico-tecnológica, que el gobierno de México ha acentuado en los últimos 20 años, al reproducir de forma subordinada un sistema de división del trabajo internacional en donde el primer mundo desarrolla ciencia y tecnología y el tercer mundo somos simples trabajadores manuales y de maquila de las industrias del primer mundo que nos imponen aquí. Con ello se alumbrará que no somos autosuficientes en ciencia y tecnología (en este caso medicinas y farmacéutica), y que somos dependientes de esta industria científica-tecnológica, y que por cuestiones políticas y no por cuestiones educativas, se le destina a la ciencia y tecnología en este país 20 dólares por cada 960 destinados en Estados Unidos. Se comprende por qué sólo aceptan a 8 mil de 120 mil “concursantes” a la universidad cada semestre y con ello se entienden todos sus efectos.

Esta dependencia científico-tecnológica nos lleva a las matrices estructurales de nuestra historia. En ellas se descubre que esta dependencia está ligada a una forma de desarrollo capitalista del país que operó en función de jaloneos y desarrollos de la “productividad” capitalista por la vía de una intensificación en la superexplotación del trabajador mexicano y no por la vía de un desarrollo de la “productividad” a través de la ciencia y tecnología como los países del primer mundo. Si se trataba en la competencia comercial internacional de mantener una buena cantidad de producción y buenos precios, se registra que el primer mundo arribaba con esta productividad por vía ciencia y tecnología, a la vez que el tercer mundo arribaba con una casi esclavización de los trabajadores nacionales y una superexplotación intensiva para poder alcanzar los niveles de productividad y de precios en el comercio internacional. Y esto debido a la incapacidad vergonzante de las burguesías nacionales (y los gobiernos) por desarrollar ciencia y tecnología en nuestros países, y ello por estar aliados y sometidos a las burguesías extranjeras.

Y si existe tanta preocupación por la denominación científica de este virus, la pregunta es, cómo se le puede denominar científicamente a este tipo de burguesía y gobiernos que tenemos, en una incapacidad de siglos por desarrollar el país o mínimo siquiera atender las necesidades básicas de este país, y más aún, cómo denominar científicamente las decenas de virus que están en la base de este sistema de gobierno coludido con los agentes económicos más ambiciosos y mezquinos de este país. Si decimos que “impotencia”, “desinterés”, “postración de las clases dominantes de este país al extranjero”, “intereses exclusivamente privados”, “capitalismo gansteril”, “subsunción del subdesarrollo al imperialismo capitalista del primer mundo”, nos quedamos cortos.

En fin, cada día saldrán más preguntas y respuestas, y con ellas al gobierno se le va a salir “el chirrín por el palito”. Por ejemplo, aquella simple pregunta de por qué México no tiene unos simples “tapabocas” y por qué los está donando el gobierno de China. Pues por la misma razón de que México no puede producir un simple “cortaúñas” sino es con el “apoyo” -Marcelo Ebrard mediocremente diría que se trata de una “coexistencia”- del capital extranjero. Pero qué desgracia de país han hecho de él. Y sin embargo, cuánta esperanza en el corazón de su pueblo.

Socialismo revolucionario.
México, Abril 29 de 2009.

1. Según Silbia Ribeiro en La Jornada: “Otra empresa que persigue este jugoso negocio es Baxter, que solicitó muestras del nuevo virus y anunció que podría tener la vacuna en 13 semanas. Baxter, otra farmacéutica global (en el lugar 22), tuvo un accidente en su fábrica en Austria en febrero de este año. Le envió un producto contra la gripe a Alemania, Eslovenia y la República Checa, contaminado con virus de gripe aviar. Según la empresa, fueron errores humanos y problemas en el proceso, del cual no puede dar detalles, porque tendría que revelar procesos patentados. No sólo necesitamos enfrentar la epidemia de la influenza: también la del lucro”.

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