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La lucha quedó varada en un mar de varilla y lodo

¡No basta luchar por una vivienda!

Jueves 10 de marzo de 2016, por OLEP

“¿Cómo llegó aquí, compañera?” Preguntamos a una vecina de “Los Frentes”, al oriente de la Ciudad de México. “Nosotros somos de Veracruz” dijo ella, “el primero en llegar fue mi hermano quien se vino a cuidar estos departamentos cuando tenía como 15 o 16 años, él nos trajo y de ahí fuimos llegando de a poco hace ya como 20 años”. “¿Y cómo están organizados?”, preguntamos. “Pues en este Frente la verdad ya no existe organización”.

Al continuar con la entrevista la compañera nos comentó que ella no tiene mucha claridad respecto a la fecha exacta cuando Los Frentes fueron fundados, debido a que su hermano tampoco formaba parte de organización alguna sino que simplemente le dijeron que había unos “departamentos baratos” para gente sin casa y que la condición era cuidarlos durante un tiempo…y claro, realizar los pagos correspondientes.

Los Frentes en Iztapalapa son, sin duda, una conquista del pueblo organizado que por medio de la movilización política de las masas inconformes por la falta de vivienda alcanzó a obtener grandes terrenos para construir campamentos y después casas habitación o edificios de departamentos. Sin embargo, también son una muestra clara de la dificultad que conlleva pasar de la lucha meramente económica a una lucha más amplia que busque las metas históricas de nuestra clase.

El caso de Los Frentes está inserto en cierta etapa del llamado Movimiento Urbano Popular (MUP), es decir, de ese movimiento de masas que se organizó con la finalidad de obtener vivienda, servicios urbanos, tarifas justas de los servicios públicos, rentas costeables y transporte digno, principalmente. Esta etapa abarcaría la década de 1980 y sin entrar en grandes detalles respecto a las múltiples coordinaciones y orientaciones que se le dieron a este conjunto político podríamos resumir que las coyunturas del sismo de 1985 y de la lucha contra el fraude electoral en 1988 marcan su camino y dirección.

En primer lugar, tenemos al terremoto de 1985, el cual originó un gran movimiento de personas llamadas por la necesidad de obtener un hogar que de un momento a otro habían perdido. En estos terribles hechos colonias tan dispares en cuanto al origen de clase como la colonia Roma, la Guerrero y Tlatelolco fueron afectadas de igual manera constituyendo así el origen de un movimiento donde interactuarían las distintas clases.

En este movimiento interclasista existían demandas que podrían constituir ejes de articulación dentro de la lucha económica, la cual mostró sus limitaciones, pues al no pretender obtener más que resultados inmediatos (aunque no por ello menos necesarios) no se dedicó tiempo para la formación política ni la construcción de planes generales que vieran más allá de lo inmediato, es decir, la gente sólo se movilizaría por sus casas y sanseacabó.

Por las propias características de las demandas, la gente se volcó a la toma de terrenos y a la construcción de campamentos aparentemente temporales (algunos de los cuales aún siguen existiendo). En algunos casos la dirección política fue correcta y se conformaron espacios de formación política hacia adentro de los campamentos, constituyendo organizaciones permanentes con miras y aspiraciones más amplias. En otros casos, la lucha quedó varada en un mar de varilla y lodo.

Muchas de estas organizaciones se volvieron a movilizar en 1988, en una contienda electoral en la que parecía que el país daría un viraje democrático, sin embargo, todos recordamos el fraude de aquel año que llevó a la presidencia a Salinas de Gortari. La vía electoral se antojaba como la mejor para llevar al país hacia el progreso y la justicia social, lo cual mostró una vez más las características propias del MUP, pues en vez de apostar por un trabajo organizado permanente desde las bases, se decidió por la participación masiva en las urnas sin formación política, uno de los factores que llevarían a constituir parte del origen del clientelismo entre las organizaciones y la izquierda electoral.

Ambas coyunturas demuestran la falta de capacidad para fijar objetivos claros en el MUP y las dificultades de sobrepasar una lucha económica cuando se tiene una gran base que únicamente espera obtener el beneficio inmediato sin mucho interés en objetivos políticos más amplios.

Desde nuestra perspectiva, como organización marxista-leninista, debemos hacer hincapié en que las luchas económicas siempre serán limitadas y sus alcances para luchar por la superación del sistema capitalista serán bastante llanos, sin embargo, estas luchas son enteramente necesarias y legítimas para alcanzar los deberes históricos de la clase trabajadora y no deben ser dejadas de lado; al contrario, nosotros como socialistas debemos enarbolar las demandas del pueblo y utilizarlas como un gancho que demuestre las contradicciones propias del sistema capitalista.

Esto no quiere decir que debamos esperar a alcanzar todas las luchas económicas aisladas y que la suma de esas pequeñas victorias constituirá el alcance de las metas del proletariado, por el contrario, la experiencia del MUP nos indica que la suma simple de las exigencias del pueblo no es suficiente para construir una sociedad distinta y que debemos atacar ese común denominador entre las injusticias que cometen hacia las clases populares, es decir, el aumento de la riqueza por medio del aumento de la miseria mediante la explotación del hombre por el hombre.

Por eso debemos acompañar al pueblo en sus justas demandas sin perder de mira el objetivo que tenemos: el alcance del socialismo. Si hacemos eso, nuestra participación en las movilizaciones del pueblo impulsará que éste eleve su nivel de conciencia y se organice de manera permanente dando un paso más hacia su propia emancipación.

NOTA: Este artículo fue publicado como parte de la sección CIUDAD del No. 14 de FRAGUA, órgano de prensa de la Organización de Lucha por la Emancipación Popular (OLEP), en circulación desde el 6 de febrero de 2016.

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