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“Primero mártires que esclavos”

Los obreros de Río Blanco, Veracruz

Domingo 10 de enero de 2016, por OLEP

Las condiciones laborales y de vida de los trabajadores del campo y la ciudad durante la dictadura porfirista fueron de miseria. Recordemos que en la fábrica textil de Río Blanco, Veracruz, los principales puestos de supervisión estuvieron en manos de extranjeros, cuyos sueldos iban de 37.50 a 41.50 pesos a la semana. Sin duda, estos salarios contrastaban con los de los obreros mexicanos, quienes ganaban 35 centavos al día por jornadas de entre 12 y 14 horas diarias, al tiempo que les descontaban por vivienda, descomposturas de la maquinaria, multas por retraso, fiestas religiosas y vales de tienda de raya. También se prohibía a los trabajadores recibir visitas de amigos y familiares en sus hogares, y no podían tener periódicos ni libros censurados. Ante esta situación, José Neira, Porfirio Meneses y Juan Olivares, militantes del Partido Liberal Mexicano (PLM), iniciaron una serie de reuniones con otros compañeros para organizar a los obreros de Río Blanco.

De las primeras reuniones surgieron dos tendencias: la primera, la encabezó Manuel Ávila, inclinado hacia la creación de una organización mutualista, y la segunda, encabezada por José Neira, buscaba iniciar una organización obrera militante que luchara contra los patrones y contra la dictadura porfirista. Es así como el 1º de abril de 1906 se creó el Gran Círculo de Obreros Libres de Río Blanco (GCOL). Aunque la corriente magonista no ganó la presidencia, sí pudo estar presente en la mesa directiva. Finalmente, el 19 de mayo, Neira tomó la presidencia después de que Manuel Ávila muriera.

Los magonistas aprovecharon la celebración del 5 de mayo para agitar y difundir la necesidad de luchar. Neira llamó a los trabajadores a luchar contra el capitalismo que los explotaba con largas jornadas de trabajo y en condiciones inhumanas, además propuso la creación de un órgano de prensa, lo que dio pie a la fundación del periódico La Revolución Social.

A finales del mes de mayo, un administrador de la fábrica de San Lorenzo agredió a un trabajador, lo cual provocó que los trabajadores realizaran un paro como protesta ante dicha acción y para exigir que se abolieran las multas. Neira se sumó a la manifestación y apoyó sus demandas. Aunque los patrones inicialmente se negaron hablar con el argumento de que Neira no trabajaba en San Lorenzo, finalmente se vieron obligados a ceder a las demandas.

Los magonistas junto con los trabajadores lograron por medio de organización y lucha la abolición de multas de la fábrica de San Lorenzo, la publicación de dos números de La Revolución Social y la creación de nuevas agrupaciones como el GCOL, como por ejemplo en Santa Rosa. Sin embargo, los burgueses y el gobierno porfirista, temerosos de la fuerza de los trabajadores organizados, decidieron cortar el avance organizativo por medio de la represión, ordenando la detención de Neira, Meneses y Olivares; afortunadamente, los militantes del PLM lograron escapar.

La dictadura de Díaz no sólo recurrió a la represión, sino también al control del movimiento obrero por medio de líderes cooptados. Es así como quedó en la presidencia del GCOL José Morales, quien comenzó una “reorganización” del movimiento que implicaba colaboracionismo con los patrones y la dictadura porfirista.

A pesar de eso, lo trabajadores de Santa Rosa decidieron declararse en huelga el 22 de octubre de 1906, debido a las ridículas multas que se les imponía, como por bailar sin música. José Morales, al no empujar ni una acción en apoyo a los trabajadores, se ganó el repudio de muchos de ellos, por lo que durante un corto periodo perdió la presidencia del GCOL y posteriormente tuvo que recurrir a actos ilegítimos para poderla retomar.

A la par de dichos sucesos, la burguesía textil de Puebla y Tlaxcala creó una sociedad patronal llamada Centro Industrial Mexicano (CIM), la cual trató de imponer un reglamento que prohibía a los obreros recibir visitas, leer periódicos o libros censurados, además de aceptar descuentos por fiestas religiosas y cumplir las jornadas laborales. Los trabajadores de esos lugares rechazaron el reglamento e iniciaron una huelga. Como respuesta, el CIM decretó un paro patronal en la zona sur y centro del país el 24 de diciembre.

Los “representantes” de los trabajadores mantuvieron entrevistas con el dictador Porfirio Díaz y sus llamados a las bases fueron a favor de mantener la calma, de confiar y de aceptar la resolución de Díaz, quien a inicios de 1907 dictó una “solución” en la que evidentemente favorecía a los empresarios.

José Morales realizó una asamblea el 6 de enero, donde leyó el documento presidencial, y al concluir la lectura se escuchó una voz que gritó: “primero mártires que esclavos”. Aunque muchos trabajadores mostraron su rechazo al documento y a Morales, la mayoría aceptó el acuerdo.

A la mañana siguiente, el 7 de enero, los obreros se dirigieron a la fábrica de Río Blanco, no para trabajar, sino para incendiarla. Los trabajadores enfurecidos por la explotación, la opresión y las injusticias que vivían comenzaron a lanzar piedras contra la fábrica, iniciando la rebelión de Río Blanco. Las tiendas de raya de las fábricas de Nogales y de Santa Rosa fueron saqueadas y quemadas, por un momento los trabajadores vengaban tantas injusticias. Un destacamento de soldados les disparó a los obreros, iniciando una masacre brutal y una de las represiones más crueles contra el movimiento obrero. Al día siguiente, los soldados iniciaron cateos domiciliarios en los pueblos de la región. Niños, mujeres y hombres fueron llevados a cuarteles y fusilados como “escarmiento” a los trabajadores.

La masacre del capitalismo contra los trabajadores y el pueblo mexicano no acabó ahí, a más de cien años los diferentes gobiernos de México que han velado por el capital han derramado sangre de trabajadores, campesinos, estudiantes y de todas aquellas personas que luchan por mejores condiciones de vida y por un mundo más justo. La historia del capitalismo está marcada por explotación y manchada de sangre. Por medio de la organización independiente y tomando postura del lado del proletariado en la lucha de clases, recordamos a los mártires obreros de Río Blanco, Veracruz.

NOTA: Este artículo fue publicado como parte de la sección RECUPERANDO LA HISTORIA del No. 13 de FRAGUA, órgano de prensa de la Organización de Lucha por la Emancipación Popular (OLEP), en circulación desde el 5 de enero de 2016.

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