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Morelos: dirigente ejemplar de la lucha popular

Héroe del pueblo, no del gobierno

Martes 29 de diciembre de 2015, por OLEP

La lucha revolucionaria por la independencia de nuestro país fue un proceso en el que clases sociales antagónicas se enfrentaron, unas por la defensa del régimen colonial y otras por la instauración de un gobierno del pueblo. El movimiento de independencia no terminó con la derrota de Miguel Hidalgo, pues la chispa había iniciado un incendio que pronto ardió en todas partes y continuó la lucha revolucionaria por la independencia.

Muchos de los que decidieron luchar contra la opresión colonial en ocasiones se reunieron de manera espontánea para oponerse al ejército realista, así como también surgieron personajes que tuvieron una mayor claridad en la lucha revolucionaria, los cuales destacaron por su práctica política y por la organización de ejércitos insurgentes.

José María Morelos y Pavón fue un sacerdote y militar insurgente que tuvo la capacidad de organizar al pueblo, fortaleciendo y dotando de sentido popular la lucha revolucionaria por la independencia de nuestro país. De esto se percataron los defensores del régimen colonial, como el obispo de Michoacán, Abad y Queipo, que en una carta al virrey Calleja de la Nueva España dijo lo siguiente: “Nuestra fuerza está acostumbrada a mirar con desprecio a los insurgentes, incluso al mismo Morelos, a quien atacaría con el mismo denuedo que a los demás cabecillas… Los oficiales mismos hablan de este idiota como un héroe extraordinario en la guerra y en la política, lo que prueba mucho temor o mucha adhesión a este cabecilla… Morelos, que tiene a su disposición toda la masa del pueblo (cuando nosotros no podemos hallar 25 hombres que trabajen en sus fosos)”.

El movimiento revolucionario de independencia que dirigió Morelos fue de carácter popular, aglutinó a las clases desposeídas como los trabajadores del campo y mineros, que tenían como armas flechas, lanzas, hondas, piedras, palos y sólo algunas escopetas. El pueblo fue un sujeto activo durante el desarrollo de este periodo de la lucha revolucionaria, desplazando en lo político y militar a aquellas clases que no tenían los mismos intereses, por lo que aquellos criollos de clases “acomodadas” que habían manifestado simpatía o habían sido vacilantes con el inicio de la independencia, para el momento que dirigió la lucha Morelos, incluso se opusieron al movimiento. Por su parte la burguesía europea veía perder una fuente de riqueza como la Nueva España, de tal manera que ellos, junto con el alto clero, se opusieron a la lucha por la independencia.

Nuestro héroe, además de organizar al pueblo y al ejército insurgente, impulsó la conformación y organización de un Congreso, el cual promulgó la primera Constitución de México, en Apatzingán el 22 de octubre de 1814.

Morelos fue del pueblo, no sólo porque surgió y convivió con éste, sino porque representó y luchó por los intereses populares con una conciencia y práctica revolucionarias. Morelos fue hijo de un carpintero pobre, que inició su participación militar insurgente en las filas del bajo clero y que impulsó, mediante la organización popular, una transformación social que, como él decía, implicaba: “un gobierno dimanado del pueblo y sostenido por el pueblo… que todos seamos iguales pues del mismo origen procedemos; que no haya privilegios ni abolengos; que no es racional, ni humano, ni debido, que haya esclavos… que se eduque a los hijos del labrador y del barretero como a los del más rico hacendado”.

En los Sentimientos de la Nación, escritos por Morelos, se expresó la concepción tendiente hacia la construcción de una nueva sociedad, además de ofrecerse al pueblo una bandera concreta de lucha revolucionaria para que las leyes moderaran la opulencia y la indigencia, para que se terminara con la esclavitud, para que los americanos tuvieran empleos, entre otros aspectos. Todo esto con la intención de sustituir la explotación minera y rural, además de todas las injusticias, por una sociedad igualitaria y de justicia.

Los enemigos del pueblo, beneficiados del régimen colonial basado en la explotación y opresión de las clases populares, emprendieron una lucha contra el movimiento revolucionario de Morelos, ya fuera mediante la descalificación o el aniquilamiento. A pesar del temor que imponía el régimen colonial por medio de sus estructuras represivas –como la inquisición–, el pueblo y el ejército insurgente lucharon por una nueva sociedad, venciendo el miedo para poner fin a un régimen que había impuesto saqueos y explotación.

Aunque el movimiento de Morelos tuvo grandes victorias en diversos lugares de la Nueva España, el gobierno virreinal pudo capturarlo, luego de una fuerte y constante prosecución contra él, y de una serie de derrotas del ejército insurgente. Por lo que después de ser capturado, Morelos fue fusilado el 22 de diciembre de 1815.

La actual clase en el poder y todos sus ideólogos pretenden apropiarse de los luchadores y héroes del pueblo, recurriendo a la deformación histórica para evitar que tomemos conciencia de que es el pueblo quien hace la historia. No hay que confundirnos, nuestros héroes, como Morelos, son el resultado de luchas populares, ellos tomaron parte activa en la lucha de clases del lado del pueblo trabajador.

Mediante este artículo recordamos y reivindicamos la lucha revolucionaria de Morelos, a 200 años de su fusilamiento. No hay mejor homenaje que, llevados por su ejemplo, asumir la tarea de informar, crear conciencia proletaria y organización popular, impulsando la lucha de todo el pueblo explotado contra la opresión.

NOTA: Este artículo fue publicado como parte de la sección RECUPERANDO LA HISTORIA del No. 12 de FRAGUA, órgano de prensa de la Organización de Lucha por la Emancipación Popular (OLEP), en circulación desde el 28 de noviembre de 2015.

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