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“Se detiene la reforma de salud”: la nueva mentira del gobierno

Del #YoSoy17 al #YoTambiénMeDormí

Domingo 19 de julio de 2015, por OLEP

Desde la aprobación de las reformas estructurales, el gobierno de Enrique Peña Nieto anunció que trabajaba en una reforma al Sistema Nacional de Salud. Sin embargo, desde un principio sabían que no sería tan fácil, ya que su esencia es que, de ahora en adelante, los más necesitados se atiendan en hospitales privados para que los dueños de éstos tengan mayores ganancias.

La manera que encontró el gobierno de preparar el camino para la implementación completa de la reforma fue golpear por separado a cada una de las ramas del sector salud, desgastar su capacidad de organización, para así tener libre el camino rumbo a la privatización.

Primero fueron contra los médicos, ¿recuerdas el movimiento #yosoy17? Bueno, éste nació en la ciudad de Guadalajara y tuvo resonancia en varios estados del país. Surgió a raíz de la criminalización de la práctica médica y, en respuesta, la Secretaría de Salud creó una instancia reguladora que se encargara de evaluar y sancionar la “mala” calidad de la atención médica. No obstante, hasta la fecha esta instancia aún no entra en funciones.

Actualmente este movimiento ha impulsado la campaña #yotambienmedormi, mediante la cual los médicos encontraron una forma de denunciar las malas condiciones de trabajo; jornadas laborales de 32 horas para estudiantes que se preparan para ser médicos y médicos que se capacitan para ser especialistas, falta de personal de base en los hospitales y, en consecuencia, exceso de trabajo para el personal.

Además, a finales de abril se publicó en el Diario Oficial de la Federación la nueva modalidad de certificación para médicos especialistas; ahora su certificación queda en manos de Colegios de Especialidades Médicas. Sin embargo, el problema está en que dichos colegios son asociaciones civiles que, a partir de este cambio, cuentan con igual o mayor autoridad que la Secretaría de Educación Pública, principal institución encargada de evaluar y dictaminar la calidad de la educación y la que proporciona las cédulas profesionales. También, como son organismos privados, aquél que no pueda cubrir el costo de la inscripción, los exámenes o la asistencia a congresos, no será certificado, aunque tenga los conocimientos necesarios y, a la inversa, aquél que cuente con los recursos para pagar el costo de la especialización, podrá certificarse, aunque no tenga los conocimientos necesarios. Como respuesta, los trabajadores del Instituto Mexicano del Seguro Social (IMSS) interpusieron un amparo colectivo, ya que esta medida viola el contrato colectivo de trabajo, que, por cierto, vence este año.

Después se intentó cambiar el contrato laboral del personal de enfermería, trabajo social y rehabilitación, recortando sus derechos laborales. En la propuesta se niega la creación de plazas nuevas y la condición para acceder a un puesto mejor es el aumento del nivel académico. Hasta aquí esto no parece tan malo; sin embargo, lo que no hicieron público es que los trabajadores, con su salario bajo, tienen que pagar los cursos. Lo que da pie a la creación de “escuelas patito”, que cobran barato a quienes se inscriben, pero no garantizan un buen nivel de enseñanza. Una vez más, los únicos beneficiados son los dueños de esas escuelas y no la población que debe ser atendida. Por el momento, y gracias a las movilizaciones, se ha logrado detener el proceso de “profesionalización”.

Paralelamente, los nuevos contratos que da la Secretaría de Salud (SSA) son por honorarios, negando en los hechos el derecho a la seguridad social para los trabajadores del sector salud. Por si no fuera suficiente, en marzo se creó una nueva categoría de intendencia en el IMSS denominada “auxiliar de higiene”, aún no se ha dicho nada oficialmente pero todo indica que estos nuevos empleados no serán trabajadores del IMSS, es decir, serán subcontratados, lo que limita sus derechos laborales.

Para colmo, a los trabajadores del sector salud que laboran en la Clínica Especializada Condesa, que atiende a pacientes con Virus de Inmunodeficiencia Humana (VIH), no se les ha pagado desde hace, por lo menos, tres meses. En consecuencia, los trabajadores realizaron un paro de labores a fines de abril, como medida de presión.

Podríamos seguir con los ejemplos, pero lo importante es saber que, aunque el gobierno haya anunciado que la reforma en materia de salud se detendrá de manera indefinida, con estas pequeñas pero constantes modificaciones muchos de los puntos de la reforma ya han sido ejecutados, sólo que en “cachitos”. ¡Que no nos mientan! Estos “pequeños cambios” son parte de la privatización de la salud pública.

Si eres trabajador del sector salud o conoces a alguien ponte en contacto con compañeros de la OLEP, para comenzar a organizarnos en tu clínica u hospital. Escríbenos a nuestro correo para conocer tus condiciones laborales y cómo observas desde tu lugar de trabajo la privatización, para informar y extender el descontento y la organización.

NOTA: Este artículo fue publicado como parte de la sección SALUD del No. 8 de FRAGUA, órgano de prensa de la Organización de Lucha por la Emancipación Popular (OLEP), en circulación desde el 13 de junio de 2015.

Contacto:
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