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Sólo la organización permanente derrota el miedo y la apatía

¿Cómo se da el carácter proletario a dicha organización permanente?

Martes 3 de marzo de 2015, por OLEP

Las grandes movilizaciones y expresiones de solidaridad y simpatía por la causa de la presentación con vida de los normalistas desaparecidos, han renovado una gran pregunta y preocupación en el conjunto del movimiento socialista y comunista en la actualidad: ¿Cómo podemos “imprimir a la marcha de los acontecimientos el sello de la independencia proletaria”, para no ser arrastrados por las posiciones, acciones y métodos de la pequeña burguesía antineoliberal, pacifista o de los grupos pequeño burgueses radicalizados que piensan que las acciones directas, aisladas del trabajo organizativo, son la mejor respuesta al terrorismo de Estado?

Esta preocupación podemos enfrentarla y resolverla dependiendo de la manera en que nos respondamos dos preguntas: ¿Cómo pasar de la simpatía y la solidaridad esporádica con las últimas movilizaciones a la organización permanente? ¿Cómo se da el carácter proletario a dicha organización permanente?

Pasar de ser un grupo de amigos o de personas con buen corazón y buenas intenciones a un grupo de trabajo organizado es tal vez la dificultad inmediata a la que nos enfrentamos quienes pretendemos organizar y organizarnos, pues el hecho de que las personas sean solidarias en momentos concretos, hacia causas específicas y con acciones puntuales, no quiere decir que quieran organizarse con otras personas para alcanzar fines a más largo plazo.

Es por esta razón que debemos ser perseverantes e ir convenciendo, con el ejemplo y las explicaciones, que la solidaridad organizada de manera permanente y que persigue objetivos claros es más eficaz y permite involucrar a más personas que algunos actos de solidaridad y de buena voluntad, que el buen corazón es más atinado si se construyen relaciones con otras personas con base en esos objetivos claros, y en la discusión y determinación de las tareas o los trabajos que nos permiten llegar más rápido y en mejores condiciones a esos objetivos.

Cuando un grupo de personas logra determinar los objetivos, las tareas o las actividades y las responsabilidades en un lapso de tiempo determinado ha dado un gran salto, pues deja atrás este actuar espontáneo y sin planificación ni objetivos más allá de los personales, para construir un proceso colectivo de organización permanente. En palabras de Lenin, podríamos decir, que se dejarían atrás los métodos artesanales de trabajo, es decir el trabajo sin planificar, sin responsabilidades, sin visión más allá del lugar donde hacemos nuestro trabajo y sin la capacidad de ligarlo al conjunto del movimiento en general.

Sin embargo, el hecho de lograr organizar de manera permanente a un conjunto de personas, pueblos, colonias o comunidades no quiere decir que estén organizadas con un carácter proletario; la burguesía y la pequeña burguesía han logrado organizar de manera permanente a diferentes capas de la población, entonces ¿en qué reside el carácter de clase proletario en las organizaciones? No es, como muchos pensarán, autonombrándose “partido proletario” o diciéndose socialistas y comunistas, como de manera automática, se adquiere ese carácter, no.

Para darle a la organización, por muy pequeña que sea, un carácter proletario es necesario que los objetivos que persiga sean, en primer lugar, la superación del capitalismo y la construcción del socialismo, para que partiendo de esta claridad histórica determine la forma en que se va a trabajar con toda la población descontenta, ligando la lucha por la transformación social con la lucha por la satisfacción de las necesidades y demandas inmediatas.

El trabajo práctico de organización debe enarbolar las demandas inmediatas como pueden ser la presentación con vida de los detenidos-desaparecidos, la defensa del derecho a la salud, al empleo, al territorio y, a la vez, estar dirigido a construir la conciencia y difundir la necesidad, en todos los que se organizan, de construir un sistema económico y social distinto al capitalista, para erradicar de raíz los males que vivimos.

Y he aquí el gran asunto sin resolver plenamente en la actualidad por la izquierda proletaria e independiente: la demanda de la renuncia de Peña Nieto no es la solución de los problemas que estamos enfrentando, pero es necesario apoyarla porque es, en buena medida una expresión de que la conciencia de clase de amplios sectores de la población se ha desarrollado al grado de exigir este cambio importante para todos.

El oportunismo hábilmente ha expresado su opinión y dice que todos debemos apoyar dicha demanda, tiene razón, debemos apoyarla, pero lo que no plantea es cómo darle a esta demanda inmediata un carácter de clase proletario. Es decir, no plantea cuáles son los lineamientos generales de las tareas de agitación y de propaganda de las organizaciones que pretenden superar el capitalismo, es más en los hechos su labor de agitación y propaganda es limitada en el tiempo y en el espacio.

Para enfatizar, reiteramos: el carácter de clase proletaria de la organización permanente se lo dan, en primer lugar, los objetivos más importantes de la organización; en segundo lugar, el cómo liga estos objetivos a las demandas y necesidades más inmediatas de la población y, en tercer lugar, en los métodos de cómo se organiza para superar los métodos artesanales de trabajo.

Sabemos que el tiempo apremia, pues su paso nos demuestra que la estrategia de terrorismo de Estado se consolida en nuestro país con resultados escalofriantes, sin embargo no podemos perder de vista que, en el proceso histórico de la construcción de las fuerzas del movimiento proletario, las coyunturas nos amplían las posibilidades de crecimiento de las mismas, pero no por ello y nuestra premura vamos a caer en métodos de organización no proletarios y determinados por los objetivos inmediatos de la pequeña burguesía o de la propia clase proletaria sin conciencia de sus objetivos históricos: la superación del capitalismo y la construcción del socialismo.

NOTA: Este artículo fue publicado como EDITORIAL del No. 5 de FRAGUA, órgano de prensa de la Organización de Lucha por la Emancipación Popular (OLEP), en circulación desde el 18 de enero de 2015.

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