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Sobre cómo comenzó el paro de labores en la Vocacional 10 del IPN

De la cotidianidad a la solidaridad

Jueves 26 de febrero de 2015, por OLEP

El presente es de lucha; el futuro es nuestro.Ernesto Ché Guevara

Mucho se ha especulado sobre la forma en que comenzó el paro de labores en el Instituto Politécnico Nacional (IPN) en septiembre del año pasado. Diferentes versiones se han construido sobre las distintos formas en que se fue desarrollando el inicio de uno de los movimientos estudiantiles más importantes de la última década y que, junto con las movilizaciones exigiendo la presentación con vida de los cuarenta y tres normalistas de la Normal Rural de Ayotzinapa, ha venido a sacudir y a renovar las ansias de transformación social de una buena parte de la juventud.

En este artículo de FRAGUA relataremos el desenvolvimiento de los primeros días del movimiento estudiantil y la forma en que se fue a paro una de las casi cincuenta escuelas del IPN que pararon actividades desde los últimos días de septiembre hasta el 12 de diciembre pasado (fecha en que se entregaron formalmente las instalaciones) y que fue la escuela que aportó uno de los contingentes más grandes y organizados a las diferentes jornadas de lucha, nos referimos al Centro de Estudios Científicos y Tecnológicos No. 10 “Carlos Vallejo Márquez”, la Vocacional 10, como popularmente se le conoce.

El 17 de septiembre estalló en paro la Escuela Superior de Ingeniería y Arquitectura de la Unidad Zacatenco (ESIA-UZ) en protesta contra las autoridades y por la antidemocrática modificación de su Plan de Estudios, es decir, les impusieron un nuevo Reglamento y un nuevo plan de Estudios sin consultarlos y sin explicación alguna de los efectos que esto acarrearía para su formación académica y profesional, además de todo el descontento acumulado por la corrupción y el despotismo de la, hasta ese entonces, directora general del IPN, Yoloxóchitl Bustamante.

Dos días después, el 19 de septiembre, la noticia ya había llegado a la Vocacional 10 (escuela del nivel medio superior), los rumores de que las modificaciones al reglamento aprobadas para la ESIA-UZ se aplicarán para todo el IPN se extienden y generan una agitación cada vez mayor. En el turno matutino, un pequeño grupo de cuatro estudiantes empieza a platicar sobre el tema y empiezan a revisar las recientes propuestas de modificación a su Plan de Estudios y Reglamento, dándose cuenta que no sólo es la ESIA-UZ la que se verá afectada, sino que las reformas y modificaciones perjudican directamente a las escuelas del nivel medio superior del IPN, los CECyT’s o Vocacionales (que desde hace tiempo han estado en la mira del gobierno para ser reformadas o desaparecidas).

De este pequeño núcleo de compañeros que se agrupa en un primer momento surge la idea de informarse más y, sobre todo, informar a otros para comenzar a generar debate entre toda la comunidad estudiantil. Al comenzar con esta labor se dan cuenta de que en todo el IPN, los Planes y Programas de Estudio están siendo modificados en función de la tecnificación de la educación, es decir, perjudicando al estudiantado en su formación académica en aras de educar ya no ingenieros que resuelvan problemas, sino sólo técnicos que obedezcan órdenes y ejecuten fórmulas. Revisando y analizando las modificaciones al Reglamento Interno los estudiantes que han comenzado a organizarse notan que se propone quitarles o reducir las horas de materias fundamentales en su formación tales como Álgebra y Trigonometría para cambiarlas por una sola materia de Matemáticas (en general) y que, además, se revuelven desordenadamente materias del 1er semestre con materias de 6°; materias como Física y Química se plantea volverlas optativas. Este primer análisis deja muy desconcertados a los estudiantes de la Vocacional 10.

Los días 20, 21 y 22 de septiembre son utilizados por los estudiantes de la Vocacional 10 para informarse, buscar a estudiantes de otras Vocacionales y de otras Escuelas Superiores del IPN, en esos días se dan cuenta que son muchos más los afectados por las reformas y modificaciones, que dichas reformas no son casualidad y que forman parte de un plan mucho más amplio de tecnificación de la educación que imparte el IPN y que, a su vez, ese plan se corresponde con una reforma de mayor alcance, la Reforma Educativa. En esos días “nos enteramos de lo que se trata el neoliberalismo y las reformas neoliberales y cómo nos afectan directamente como estudiantes y fue cuando dijimos: esto apenas comienza”, mencionó alguna vez un compañero de la Vocacional.

Para el 23 de septiembre (fecha en que se conmemora el aniversario del cierre del internado del IPN en 1956 y la caída en combate de Arturo Gámiz en 1965) la agitación en todas las escuelas del IPN ya es generalizada. El grupo de estudiantes de la Vocacional 10 que mencionamos al principio ya tiene más de cuatro integrantes y comienza a generar un plan para apoyar a sus compañeros de la ESIA-UZ, extendiendo la lucha por la derogación del nuevo Plan de Estudios y el Reglamento Interno que les fue impuesto. El plan consistía en informar, comunicar y generar debate entre todos los estudiantes de la Vocacional, los más de 5 mil alumnos que ahí toman clases; generar pequeñas brigadas informativas, salonear (algo que jamás habían hecho) contactar con los del turno vespertino, buscar representantes por salones, hablar con los profesores, etc.

Un día después, el 24 de septiembre, se empiezan a escuchar las primeras voces, que comienzan a hablar de paro, sí, de la necesidad de irse a paro también en la Vocacional. Los estudiantes comienzan a discutirlo entre ellos, en plena clase comienzan a preguntarle a los profesores su opinión. Se cuenta como anécdota que, ante la pregunta, una profesora de Inglés contestó: “Conveniente es que salgan y luchen por sus derechos, no se dejen, ya no estén con la cabeza abajo, no tengan miedo, no permitan que les sigan haciendo lo que quieren, salgan e informen, esa es la mejor arma, informar, hacer conciencia, despertar a otros…”. Esa y otras respuestas recibieron los estudiantes, no sólo de los profesores, sino de otros de sus compañeros y hasta de sus padres y madres (a fin de cuentas, también parte del pueblo trabajador).

Cuando todos pensaban que ese sería un día normal y que sólo asistirían normalmente a tomar sus materias, divertirse entre amigos y estudiar para sus exámenes, fue ese el día en que estalló el paro en la Vocacional 10. Las cosas no estaban bien y algo había que hacer al respecto, un pensamiento invadía ya las mentes de muchos estudiantes: “No dejarnos, no rendirnos”. Ese día, todo cambió, “nuestra forma de pensar había cambiado sin que nos diéramos cuenta, habíamos adquirido conciencia o comenzábamos a hacerlo”, al principio temerosos e indecisos, después resueltos, orgullosos y decididos.

La agitación fue total, casi todos hablando, escribiendo y analizando lo que sucedía, se podía ver grupos enteros platicando afuera de su salón, asambleas espontáneas en jardines y pasillos. Las pláticas sobre la tarea, los trabajos y otras distracciones juveniles estaban cambiando, ahora el debate era político, sobre cómo organizarse, sobre cuánto duraría la lucha, todos querían expresarse, todos tenían ideas y también tenían miedo, nervios. “¿Y qué va a pasar si el paro se extiende?” preguntaban algunos y otros, muy despreocupados, respondían “Ni creas, en una semana nos resuelven”, la realidad les vendría a mostrar que parar su escuela, ponerse de acuerdo y organizarse para hacerlo, apenas era el comienzo.

NOTA: Este artículo fue publicado como parte de la sección EDUCACIÓN del No. 5 de FRAGUA, órgano de prensa de la Organización de Lucha por la Emancipación Popular (OLEP), en circulación desde el 18 de enero de 2015.

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