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La lucha por la justicia es también la lucha por una sociedad digna

De Ayotzinapa a los pedregales de Coyoacán

Lunes 9 de febrero de 2015, por OLEP

Muchos sectores del pueblo se han movilizado exigiendo justicia ante los hechos del 26 y 27 de septiembre pasados en Iguala, Guerrero. Muchos hemos salido a la calle, repartido volantes y nos hemos familiarizado con los detalles de esa noche, cuando seis personas, tres de ellas normalistas de la Escuela Normal Rural “Raúl Isidro Burgos” de Ayotzinapa, fueron ejecutadas extrajudicialmente y otros 43 compañeros suyos, esa misma noche, fueron detenidos y desaparecidos.

Poco a poco ha ido quedando cada vez más claro que fue un crimen ordenado por el Estado: los policías municipales de Iguala y de Cocula detuvieron y desaparecieron a los jóvenes; los militares del 27° Batallón de Infantería se encontraban a cinco minutos de donde ocurrieron los hechos y no evitaron la masacre, sino que llegaron a amenazar a los normalistas, quitarles sus teléfonos celulares, e impedir que recibieran atención médica; la Policía Federal bloqueaba las carreteras mientras todo sucedía. Ya nadie que tenga ojos para ver puede creer que el crimen de Iguala sea “un problema local”, ni un “problema de funcionarios corrompidos por el narco”.

El ataque contra los normalistas de Ayotzinapa es resultado de una política de terrorismo de Estado, con la cual el gobierno pretende paralizarnos con su violencia, aislarnos por medio de la desconfianza mutua, confundirnos, infundirnos apatía y desánimo, impedir que quienes se movilizan para exigir derechos y una sociedad más justa reciban el apoyo del pueblo.

Claro que los funcionarios de Peña Nieto preferirían ofrecer lágrimas de cocodrilo ante “una lamentable tragedia”, tal vez instaurar alguna nueva dependencia o medida de “atención a las víctimas” y dar carpetazo al asunto, mientras que con hipócrita escándalo condenan los “actos de vandalismo” de quienes se manifiestan contra la violencia del Estado.

Mientras el gobierno intenta cerrar el caso y salir del bache alegando que la pureza de la causa de las víctimas se contamina con el clamor del movimiento social y la denuncia pública, nosotros decimos: ¿Acaso nosotros, vecinos de los pedregales, trabajadores, amas de casa y estudiantes, que no estuvimos la noche del 26 en Iguala, no sentimos las consecuencias de un gobierno que impone medidas en contra del pueblo para satisfacer a los grandes dueños del dinero? ¿Acaso los estudiantes de Ayotzinapa y su Federación de Estudiantes Campesinos y Socialistas de México luchaban solamente para ellos mismos y no por sus pueblos de origen, para defender los derechos de las comunidades rurales donde darían clase, por una educación digna y por un país más justo?

La indignación del pueblo que se ha volcado en manifestaciones y actos de apoyo ha sido muy importante para dar fuerza a las demandas de justicia para Ayotzinapa, pero aún no ha sido capaz de ofrecer una alternativa de lucha a la mayoría de la población. Debemos pasar de la indignación a la organización permanente, a la lucha planeada y sostenida contra todas las injusticias que sufre el pueblo y para transformar el sistema que las origina: el capitalismo neoliberal. Debemos pues volcar cada lucha en cada ámbito a construir una sociedad donde no se beneficie a unos pocos con el sudor y el sometimiento de la mayoría del pueblo trabajador, y donde no se ejerza la violencia de Estado para garantizar ese control.

En nuestros pedregales hoy pretenden construir una nueva Santa Fe, un proyecto de varios años, sí, pero que ya se está empezando con obras en la Planta de Asfalto, el Parque Ecológico Huayamilpas y el Deportivo Durango, obras que por tiempos electorales tal vez se detengan pero que no pararán definitivamente. Empezando con compras de terrenos, pasando por expropiaciones, redadas contra el comercio informal de la zona, y culminando con incrementos los costos de vida (luz, agua, predial, alimentos, etc.), el proyecto ZODES Ciudad del Futuro pretende transformar a los pedregales, expulsando a muchos de quienes hoy vivimos aquí para que grandes empresarios inviertan en zonas residenciales, servicios privados de salud, oficinas públicas, y proyectos inmobiliarios para la venta y especulación. Para pronto, pretenden hacer un gran negocio expulsando vecinos de nuestras colonias.

La justicia para Ayotzinapa implica garantías de que el Estado no repetirá estos crímenes. ¿Qué garantías puede haber si el gobierno defiende los intereses de los grandes empresarios, que exigen “poner orden”, cueste lo que cueste? ¿Qué garantías puede haber de que un “buen” gobierno local frenará el proyecto de las ZODES, si es la función de todo gobierno garantizar la acumulación de capitales, que exigen el desplazamiento del proletariado a la periferia de la ciudad? ¿Qué garantías podemos tener si no nos organizamos para vencer al capitalismo y nos contentamos con retardar los ataques, con reaccionar ya que nos pegaron o con luchar porque “no me toque a mí”?

Asiste a las asambleas informativas que se realizan cada 15 días en la explanada del mercado de Bola los sábados a las 2:00 pm.

Fechas próximas: 14 y 28 de febrero de 2015.

¡Luchar por Ayotzinapa es luchar por los pedregales, luchar por los pedregales es luchar por Ayotzinapa!
¡El futuro es nuestro, no de la Ciudad del Futuro!
¡Pasemos de la indignación a la organización permanente!

Organización de Lucha por la Emancipación Popular (OLEP)

Contacto:
fragua.olep@mail.com
olep.contacto@gmail.com

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