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Para vencer el miedo, luchar contra la explotación y la miseria

Revoluciones van… y revoluciones vienen

Jueves 15 de enero de 2015, por OLEP

El 5 de octubre de 1910 Francisco I. Madero dio a conocer el Plan de San Luis Potosí en el cual llamaba a iniciar la revolución el día 20 de noviembre de ese mismo año.

El día 18 de noviembre, dos días antes de la fecha programada para el levantamiento, los hermanos Serdán y otros revolucionarios habían sido rodeados por la policía en la ciudad de Puebla, después de un desigual combate cayó muerto Máximo Serdán y, posteriormente, fue asesinado Aquiles Serdán quien se escondía en su propia casa.

Por fin llegó el día y no hubo levantamiento armado, no salieron miles de personas a luchar contra la tiranía de Porfirio Díaz, ni mucho menos se habían formado ya los ejércitos capaces de poner en aprietos a ese gobierno asesino.

Madero con un pequeño ejército estaba en los Estados Unidos, Villa todavía no iniciaba las acciones militares, Emiliano Zapata y los dirigentes del movimiento revolucionario en Morelos estaban planeando el levantamiento.

El Partido Liberal Mexicano (PLM), de manera inteligente, apoyó el inicio de la revolución y ordenó a sus partidarios, levantarse en armas, combatir al lado de los ejércitos que surgieran, incluso los que siguieran a Madero, pero les advirtió que no reconocieran a este último como su jefe, pues en realidad representaba a la burguesía.

Pero de repente, días después, comenzaron los primeros combates, primero en Chihuahua, Pascual Orozco, Pancho Villa y los integrantes del PLM que dirigía, entre otros, Ricardo Flores Magón, se arrojaron al combate contra pequeñas fuerzas del odiado y temido ejército federal; en Morelos, Gabriel Tepepa veterano combatiente contra los franceses, se levantó en armas y atacó guarniciones militares…

Inició la Revolución no con miles de hombres en armas ni con las mejores armas, inició con los más decididos y valientes, inició con quienes había logrado controlar el miedo y tomar la decisión de hacer todo lo posible por terminar con un gobierno que había significado años de terror, saqueo y explotación para todo el pueblo trabajador del campo y de la ciudad.

¿Miedo? Seguramente lo tenían ya que todos conocían lo que los hacendados y dueños de fábricas y minas le habían hecho a los yaquis de Sonora que desterraron a Yucatán, a quienes masacraron junto con sus hijos y mujeres, sabían de cómo el ejército había asesinado a los obreros de Río Blanco, de cómo los gringos asesinaron a los mineros de Cananea, todos sabían de la cárcel, la tortura y el terror que infundían los temibles guardias rurales, que aplicaban la consigna de “mátenlos en caliente”.

Pero todos controlaron el miedo y se lanzaron a luchar con la idea de que el pueblo tarde o temprano los seguiría y así fue… Zapata organizó a su ejército de campesinos, Villa aprendió a ser un excelente guerrillero, los magonistas, siempre ejemplo de abnegación y consecuencia, levantaron poco a poco el espíritu de lucha de los mexicanos.

Se levantaron las banderas de la justicia, del reparto agrario, de la libertad… se levantó la dignidad del pueblo mexicano y se convirtió en un cauce generoso de heroísmo y valor.

Cierto, no todos los hombres que iniciaron la revolución fueron fieles a sus promesas y principios. De todos quienes representaron a los miles que lucharon de manera consecuente sobresalen Villa, Zapata y Flores Magón.

Debemos aprender a controlar el miedo, debemos aprender de nuestros héroes que luchar nos hace dignos y ser dignos nos hace iniciar o continuar con la dura labor de organizar, de estudiar, de educar y educarnos con todos aquellos que son víctimas de la injusticia y la desigualdad.

La opción para cambiar este sistema capitalista que se fundamenta en la explotación de una minoría contra millones de trabajadores honestos es la organización de todos para construir un presente y un futuro sin masacres, sin injusticia y sin desigualdad. ¡Infórmate, organízate y lucha!

NOTA: Este artículo fue publicado como parte de la sección RECUPERANDO LA HISTORIA del No. 4 de FRAGUA, órgano de prensa de la Organización de Lucha por la Emancipación Popular (OLEP), en circulación desde el 14 de noviembre de 2014.

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