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Transformar la necesidad en organización y la indignación en conciencia de clase

Entrevista a la UPVA “28 de octubre” de Puebla

Domingo 21 de diciembre de 2014, por OLEP

Una organización, por muy grande que sea, no puede transformar al país, eso es algo que nos incumbe a todas las organizaciones…” Son palabras de Tonatiuh Sarabia, joven abogado e integrante de la Unión Popular de Vendedores Ambulantes “28 de Octubre” (UPVA). Recargado sobre una columna del centro histórico de Santa Fe de la Laguna, Michoacán, acepta dar una entrevista para FRAGUA antes de abandonar la audiencia final del Eje de Guerra Sucia del Tribunal Permanente de los Pueblos (TPP). Espacios como el TPP, afirma Tonatiuh, son importantes para conocer la experiencia de otras organizaciones, comprender mejor lo que pasa en el país y para denunciar ante el pueblo los crímenes que comete el Estado contra quienes deciden luchar por mejorar las condiciones de la población.

La UPVA surgió como respuesta a la falta de condiciones dignas de trabajo para los vendedores ambulantes del centro histórico de la Ciudad de Puebla de Zaragoza. Desorganizados y dispersos en distintas ubicaciones, no recibían atención de las autoridades más que para desalojarlos a su antojo, o para sacarles “raja económica y política” por medio de organizaciones clientelares del PRI, como la CNOP, cobrándoles cuotas y condicionándoles su permanencia a cambio del voto. El colmo fue cuando, la noche del 27 de octubre de 1973, un violento operativo policiaco para desalojar a todos los vendedores ambulantes del Centro Histórico culminó con la muerte de un niño y dos adultos.

Indignados, los ambulantes acudieron a la Benemérita Universidad Autónoma de Puebla (BUAP) a buscar apoyo y asesoría. El 28 de octubre, fecha que bautizó a la organización, acudieron al llamado estudiantes, amas de casa y campesinos a tomar las calles del Centro Histórico y luchando hombro con hombro junto con los vendedores ambulantes, tras un día entero de presión y enfrentamientos con la policía estatal y municipal, la solidaridad del pueblo venció sobre la brutalidad del gobierno.

Desde entonces vendedores ambulantes, estudiantes, profesionistas y gente solidaria confluyen en la UPVA para exigir y concretar espacios fijos de trabajo para la venta de artículos de primera necesidad y a precios accesibles para la gente trabajadora. Exigen también un “plan de abastos y comercialización”, que requiere entre otras cosas abrir mercados conforme crece la ciudad, sobre todo al sur. “Hoy los principales centros de abasto se encuentran al norte y te encuentras un cambio de precios. El kilo de huevo te cuesta 18 pesos en el norte (por la CAPU), y al sur (por San Andrés Azumiatla) 25 o 30 pesos.

Ya que no pudieron aplacar a los vendedores con la violencia, las grandes cadenas comerciales y las autoridades intentan pegarles en el bolsillo. Desde 1989 han venido rodeando los mercados populares de grandes consorcios. Al Mercado Hidalgo lo rodearon con un Sam’s Club, un Chedraui, un Aurrerá y un Soriana en las inmediaciones, así como un City Club a 2 kilómetros y una Central de Abastos a 5 kilómetros donde en realidad se vende por kilo y no solamente por mayoreo. Algo similar ha pasado con el Mercado Zaragoza y el Mercado Héroes de Puebla, donde tiene presencia la UPVA. La tirada del gobierno, explica Tonatiuh, es ahogar económicamente la lucha de los vendedores y de paso quedar bien con los grandes empresarios a quienes se les pretende entregar el control del mercado de bienes de primera necesidad.

No ha sido la única manera en la que el gobierno intenta eliminar a la organización. Desde 1973 la UPVA ha sufrido el asesinato de 6 de sus integrantes, uno de ellos a manos de la policía y los otros 5 a manos de grupos priistas al servicio del gobierno. Carlos Talavera, uno de los dirigentes de la Unión, cuyo caso fue presentado ante el TPP, ha sufrido en carne propia la violencia del Estado y el encarcelamiento injusto. A pesar de los estragos físicos que esto le ha dejado, se mantiene trabajando con sus compañeros para avanzar en sus justas demandas. Al Mercado Hidalgo, que pese a quien le pese no tiene fecha de cierre, lo incendiaron varias veces pero la Unión lo volvió a levantar.

Esa solidaridad que nosotros hemos dado a diferentes organizaciones, y que de regreso nos han dado las organizaciones es algo que nos ha ayudado a sobrevivir estos 41 años. De otra manera yo veo difícil que una organización aislada pueda vivir tanto tiempo. Es la vinculación con las organizaciones hermanas, la vinculación con el pueblo, la que nos ha ayudado. Algo que hay que destacar: en la Ciudad de Puebla, en el periodo más álgido de la represión, estuvo cercado cerca de un año y medio por policías el mercado Hidalgo. La misma gente, la gente del pueblo, iban a comprar aunque los catearan y fueran hostigados por los mismos policías. Si no hubiera sido por esos clientes que hasta la fecha siguen viniendo, la verdad no hubiéramos sobrevivido.

Los vendedores ambulantes de la UPVA, que no están sujetos a una relación patrón-empleado, nos dan el ejemplo de cómo los intereses del pueblo trabajador son los intereses del proletariado y que más allá de las particularidades de cada sector es importante entendernos como parte de una misma lucha por la emancipación popular.

Se ha tenido que hacer un trabajo político con los vendedores. Sobreponen a veces sus intereses particulares. Se ha tenido que hacer mucha conciencia, una conciencia de clase… Quienes nos compran a nosotros no son los funcionarios de primer nivel, o los gerentes de las tiendas ni de las industrias, a nosotros nos van a comprar los obreros, los empleados, las amas de casa, los campesinos. Cuando al obrero le aplican, como en el caso del 2012, la Reforma Laboral, a nosotros nos bajaron las ventas... con la próxima reforma al campo que se viene, evidentemente el número de vendedores va a crecer; los campesinos pues tienen que comer y al ver que ya no pueden seguir viviendo de sus tierras van a emigrar a la ciudad. Al explicar este tipo de cosas, los compañeros van tomando conciencia de que hay que solidarizarse con las diferentes luchas que hay, a no sectarizar.

Esa conciencia es la base para transformar la realidad que nos impone el capitalismo.

NOTA: Este artículo fue publicado como parte de la sección DEBATE del No. 4 de FRAGUA , órgano de prensa de la Organización de Lucha por la Emancipación Popular (OLEP), en circulación desde el 14 de noviembre de 2014.

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