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Las tareas de los socialistas en la lucha contra el neoliberalismo

El movimiento independiente ante la ofensiva neoliberal

Domingo 17 de agosto de 2014, por OLEP

El movimiento independiente, popular, antineoliberal y anticapitalista tiene que desarrollar su labor política en medio de la profundización del neoliberalismo, es decir, del incremento de la pobreza, de la explotación de los trabajadores y de los recursos naturales, de la pérdida de libertades políticas y derechos sociales, y de muchas formas de enajenación popular que sólo buscan transformar el descontento, enojo y desesperación ante la crisis económica en una lucha individualista, de sobrevivencia, de sálvense quien pueda.

Tiene que seguir luchando al mismo tiempo que sufre el embate de la represión política por parte del Estado mexicano, la cual se ha incrementado en todo el país y se aplica en contra de diferentes sectores sociales, incluidos sectores que no tienen que preocuparse por conseguir el pan de cada día.

La presencia de militares y policías en las calles, en las colonias y comunidades está generando miedo en la población. La existencia de paramilitares, grupos de civiles armados y financiados por el Estado, lejos de garantizar seguridad o permitir el desarrollo de la lucha popular, nos muestra el nuevo rostro de los represores, de los nuevos dueños de la tierra y de las industrias.

Las detenciones arbitrarias y la prisión por motivos políticos, las ejecuciones extrajudiciales y las desapariciones forzadas para descabezar los movimientos populares, vuelven a marcar profundamente la vida misma del movimiento independiente. Por ello, luchar en momentos de ofensiva neoliberal, exige una mayor disciplina, unidad y capacidad de respuesta del movimiento popular.

El movimiento independiente y proletario enfrenta la ofensiva neoliberal y una fuerte represión política, pero en el seno del amplio movimiento social, también se libra una batalla ideológica, organizativa y de movilización contra el reformismo antineoliberal (de corte oportunista o no), el cual lucha sólo contra algunos aspectos del neoliberalismo, y que ha sabido recoger parte del descontento social e intenta aglutinar una fuerza capaz de frenar las políticas capitalistas más nocivas, al mismo tiempo que bloquea e incluso reprime a todos lo que estén más allá de su izquierda.

En menor medida, el movimiento socialista también se enfrenta con un renovado infantilismo de izquierda: el ultraizquierdismo que también se nutre del descontento y hartazgo social y que, en su inmadurez y descomposición política, en lugar de un arduo trabajo de organización y movilización popular, sueñan con que de golpe, el pueblo despierte y destruya toda forma de Estado. Pequeños grupos que le apuestan a golpear lo que para ellos representa el Capital, incluyendo el reformismo antineoliberal y el movimiento independiente anticapitalista, socialista o comunista. Grupos que, en su mayoría, terminan siendo, en los hechos, instrumentos del propio Estado para abortar procesos organizativos, para la infiltración policiaca y la polarización dentro del movimiento popular.

Sin embargo, la tarea más urgente que tiene que resolver el movimiento independiente y proletario en el marco de la ofensiva neoliberal es la construcción de sus propias fuerzas en un plano nacional y de sus propias coyunturas políticas.

Es urgente retomar formas organizativas populares, ampliarlas y enriquecerlas: desarrollar en el seno del pueblo brigadas de agitación y propaganda, promover la politización en las amplias masas populares, organización de círculos de estudio, escuelas de formación política y técnica, construyendo organización popular puerta por puerta, calle por calle, colonia, quiosco y fábrica.

Hay que pasar de la lucha de resistencia y de no perder lo poco que se conserva, a una lucha socialista, a una lucha no sólo por la tierra, el agua y trabajo, sino para que la tierra recuperada se trabaje en colectivo, que el agua sea para todos y que el trabajo sea la fuente de satisfacción y no la fuente de la miseria y explotación.

El movimiento independiente, anticapitalista, no puede ir solo en la lucha contra el neoliberalismo, y si bien esta lucha momentáneamente la encabeza la pequeña burguesía reformista, más o menos antineoliberal, no implica que el movimiento socialista se supedite o vaya a la cola del reformismo. El movimiento socialista, al mismo tiempo que se distingue de la política y de las formas organizativas de la pequeña burguesía, tiene que luchar contra el capitalismo y por la construcción de un referente anticapitalista de carácter nacional propio.

Por ello, es necesario para el movimiento socialista estar presente en las coyunturas políticas generadas por el reformismo antineoliberal, para imprimirle desde las bases una vertiente proletaria, clasista, a ese movimiento, estar presentes como agrupamiento propio, con demandas y consignas que eleven la conciencia inmediatista a la lucha por el socialismo. Esto sólo se logrará en la medida de la creación de sus propias fuerzas y de poder generar coyunturas políticas que logren difundir el ideal socialista en amplias capas de la población. Los socialistas debemos ser los más consecuentes en la lucha contra el neoliberalismo pues éste será el camino para la lucha contra el capitalismo.

NOTA: Este artículo fue publicado en la sección ANÁLISIS del No. 2 de FRAGUA, órgano de prensa de la Organización de Lucha por la Emancipación Popular (OLEP), en circulación desde el 19 de julio de 2014.

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