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Carta a Mario González (estudiante y activista anarquista preso)

Sábado 9 de agosto de 2014

México, D.F. a 6 de Agosto de 2014

Quizá tú no me conozcas en persona ni yo a ti, pero a partir de tu injusta detención y encarcelamiento, tu compañera Nuria (quien fue alumna mía en la ENAH) junto con tus familiares, amigos y otra mucha gente, han llevado a cabo una lucha por tu liberación, y entonces pareciera que te conozco desde hace largos años.
Te escribo para decirte (y eso nadie mejor que tú lo sabes) que vivimos en un “Estado regresivo”, en el que las fechas y los hechos históricos aparecen trastocados. Son los tiempos de las mal llamadas “reformas” estructurales, que en realidad son formas de retroceso que nos conducen a situaciones que creíamos superadas. En el ámbito laboral, educativo, fiscal, y el del patrimonio tanto natural como cultural, nuestro país parece avanzar pero hacia atrás, debido sobre todo al retornó del PRI al gobierno de la república (que no el retorno al poder, pues siempre ha estado ahí). Lo anterior no significa eximir de su responsabilidad política a los gobiernos panistas; por el contrario, con la supuesta “alternancia” en el poder, que algunos incluso se han atrevido a llamar “transición a la democracia”, se preparó este camino retrogrado, en particular con la conocida como “guerra contra el narcotráfico”, que fue tan solo un pretexto para desatar la violencia del Estado contra la población civil.

Todo ello parece justificar la represión hacia cualquier forma de descontento social y popular, como la ocurrida el 1 de diciembre de 2012, con la toma de protesta de Peña Nieto (de la cual resultó una víctima mortal en la persona del activista y director teatral Juan Francisco Kuykendall). Desde entonces, se ha implementado una estrategia de represión sistemática, en especial en el D.F., por medio de operativos policiales como los llamados “encapsulamientos” y otros medios de detención arbitraria (y también selectivos) que vulneran el supuesto “estado de derecho” que nos rige y las garantías individuales que están consideradas en la Constitución.

Y es en este contexto, que se ha llevado a cabo una campaña de infundios y rumores, promovida por algunos medios de comunicación, para desprestigiar y atacar a los grupos juveniles y estudiantiles que se organizan para manifestar y protestar ante cualquier tipo de injusticia. Con el pretendido argumento de controlar a grupos “radicales” identificados con el anarquismo, se ha querido hacer ver como normal la detención de jóvenes en las marchas, como ocurrió en la del 10 de junio y, como te sucedió a ti, la del 2 de octubre del año pasado, en la que también fueron detenidos y luego liberados otros estudiantes de la UNAM y de la ENAH.

Es pues esta situación la que caracteriza al “Estado regresivo”, que nos ha llevado a vivir y a revivir el fantasma de la represión que desde 1968 el PRI impuso a los jóvenes, sólo que ahora cuenta con el apoyo de las autoridades perredistas del D.F., tal como acaba de ocurrir con la detención de Ernesto Aguilar Martínez, un estudiante del doctorado de Filosofía de la UNAM, al que le inventaron un delito que no cometió (y trasladaron al Reclusorio Oriente) por el solo hecho de haber grabado con su celular una detención por parte de unos policías en el metro.

Todo esto, Mario, te lo escribo para hacerte ver que tu encarcelamiento es parte de esta misma estrategia represiva y regresiva, que a un joven como tú, a punto de cumplir 22 años, se le encierra para acallar su voz libertaria; que en vez de estar estudiando se te ha convertido en un prisionero por el solo hecho de no estar de acuerdo con el sistema político y las instituciones políticas (incluidas las educativas) que nos gobiernan. Hace no mucho, le escribí una carta-poema a otra estudiante que estuvo presa como tú, a Mariana Selvas, quien fue alumna mía en la ENAH, y que fue ultrajada por quienes la detuvieron en Atenco, cuando ayudaba a la población víctima de la represión de Peña Nieto, entonces gobernador del Estado de México. Y en ella jugaba con su nombre: “No sé, Mariana, si en las Selvas en las que habitas –o te habitan- existirá un lugar para estas palabras. No lo sé. Pero no importa, porque ellas han decidido ir hacia ti, aunque tú no lo sepas. Ellas sólo quieren decir tu nombre: Mar-y-Ana, y Selvas, y ríos, y cielos con o sin estrellas donde habitas, lejos de tu injusta prisión (¿pero qué prisión es justa?)”.

Lo mismo quisiera decirte para que estas palabras lleguen hasta ti, Mario: Mar-Río libre y libertario aun en la prisión, Mar-Río de voces que resuenan fuerte por todas partes llevando tu nombre, Mar-Río que rompe los muros carcelarios para huir hacia un lugar donde habitas en libertad junto con Nuria y todos los tuyos, con todos nosotros que te queremos libre, que te queremos, Mario, aunque en persona no te conozcamos.

¡Salud y Revolución Social, Comunismo libertario y pronta Anarquía!

Luis de la Peña Martínez

Profesor de la ENAH y miembro del Comité Ejecutivo de la Coalición de Profesores de Asignatura y Asistentes de Investigación del INAH

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