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Dos posiciones políticas de la izquierda socialista ante el avance del movimiento pequeño burgués antineoliberal

La unidad e identidad de las organizaciones socialistas...

Lunes 14 de abril de 2014, por OLEP

El movimiento social crece en la medida en que el descontento por las consecuencias negativas de las llamadas reformas estructurales se siente en un mayor porcentaje de la población. También observamos que una de las características de las nuevas personas u organizaciones que se incorporan movimiento social es que su conciencia es únicamente antineoliberal y en este sentido representan, a veces no conscientemente, los intereses de la clase pequeñoburguesa.

Por lo anterior, es la pequeña burguesía en sus diferentes expresiones organizadas, pero sobre todo en el MORENA, quien encabeza la actual lucha contra el neoliberalismo.

Ante esta realidad la izquierda socialista, o la que al menos de palabra enarbola el socialismo en sus programas de lucha, ha adoptado dos posiciones políticas fundamentalmente:

1. Se ha alejado de las organizaciones antineoliberales, de sus dirigentes y de sus bases.

2. Se ha sumado a los movimientos antineoliberales para radicalizarlos o encaminarlos al socialismo.

Expliquemos brevemente estas dos posturas.

1. Los partidos comunistas existentes, las organizaciones que enarbolan el socialismo y la organización independiente y de clase proletaria, han definido en los hechos que un acercamiento a las dirigencias y a las bases del movimiento antineoliberal conlleva el riesgo de hacerle el juego a estas organizaciones, de fortalecerlas con su presencia, de ser utilizados por las mismas al ser arrastrados por su dinámica y desviados de sus objetivos más importantes.

Tienen razón en percibir que la pequeña burguesía busca supeditarlos a sus objetivos, tiempos y formas de lucha y que las dirigencias del movimiento pequeñoburgués pretenden utilizarlos, sin embargo esta política los aleja de las amplias masas que han despertado a la lucha política.

Surgen entonces las preguntas ¿Cómo se acompaña el paso de la conciencia antineoliberal a la conciencia socialista? ¿Cómo pretendemos arrastrar a esa pequeña burguesía que participa políticamente para que luche junto con la clase proletaria por los objetivos que ésta plantee ante las coyunturas concretas?

Lenin, en el contexto de la revolución burguesa rusa de 1905, se planteaba que el partido se proponía dirigir no sólo al proletariado organizado por ellos, “sino también a esa pequeña burguesía capaz de ir a nuestro lado[1]. Pero esa pequeña burguesía capaz de ir al lado de los bolcheviques no iba a su lado por los pactos entre dirigencias, sino por la capacidad de alternativa política y de organización de los bolcheviques, capacidad que se reflejaba en su trabajo con las más amplias masas de trabajadores: desde los más adelantados políticamente hasta los más atrasados, incluyendo a todos los sectores sociales que no comulgaban con las ideas socialistas.

No se trata de que los partidos comunistas u organizaciones socialistas se diluyan en la coyuntura; sino que manteniendo su independencia de clase algunos de sus integrantes acompañen a las personas convocadas por la pequeña burguesía y el oportunismo para ganarse su simpatía con su trabajo: alternativa política y práctica, para arrancarlas de las direcciones pequeñoburguesas y se incorporen al movimiento con conciencia de clase proletaria.

Bien vale la pena recordar a Lenin otra vez cuando menciona lo siguiente:

“El resultado político definitivo de la revolución puede ser que, a pesar de la ‘independencia’ formal, a pesar de que la socialdemocracia conserve plenamente su fisonomía propia como organización, como partido, de hecho no sea independiente, no se halle con la fuerzas para imprimir a la marcha de los acontecimientos el sello de la independencia proletaria, se vea tan débil, que, en el conjunto, en fin de cuentas, en el balance definitivo, su ‘dilución’ en la democracia burguesa sea, no obstante, un hecho histórico.” [2] [las cursivas son nuestras]

No es necesario sumarse a las actividades de la pequeña burguesía para diluirse o ir a la zaga de ella, es en esencia la incapacidad teórica y práctica del movimiento socialista la que no imprime “a la marcha de los acontecimientos el sello de la independencia proletaria…” a final de cuentas visto en el conjunto las fuerzas socialistas no hemos sido una alternativa para la transformación social o para frenar las reformas más lesivas a la mayoría de la población.

2. Hay organizaciones que enarbolan el socialismo (como, por ejemplo, El Militante) que se han sumado de lleno a MORENA y pretenden ser su parte más revolucionaria, sin embargo, esta tendencia no ha sido capaz de incidir en la práctica en las decisiones fundamentales; en la práctica han sido aislados del conjunto de las fuerzas que se disputan la dirección y determinan la estrategia y la táctica a seguir, así como tampoco han logrado que la base de MORENA transite de su conciencia antineoliberal a una conciencia socialista.

Esta parte del movimiento que lucha por el socialismo, por lo menos nominalmente, ha comprendido bien la necesidad de ligarse a las amplias masas que el movimiento pequeñoburgués convoca, pero se ha diluido en él no por el acercamiento en sí mismo sino por la forma en que lo ha hecho.

En conclusión, la izquierda socialista tiene el reto ante sí de mantener su independencia organizativa y su carácter de clase sin desligarse de las masas, sin aislarse de éstas aunque sus direcciones sean oportunistas o pequeñoburguesas; el cómo hacerlo, lo definirá intentando ligarse a esas masas, llevando a ellas su agitación y propaganda en una primera instancia para poder organizarlas después con un carácter de clase proletaria.

Nuevamente retomamos las enseñanzas de Lenin y lo citamos, no para copiar mecánicamente sus argumentos, sino porque estos forman parte de la experiencia teórica-práctica de la clase obrera por su liberación y la del resto de la sociedad de la dominación de la clase burguesa:

“La voluntad puede estar unida en un sentido y no en otro. La ausencia de unidad en las cuestiones del socialismo y en la lucha por el socialismo no excluye la unidad de voluntad en las cuestiones del democratismo y en la lucha por la república. Olvidar esto significaría olvidar la diferencia lógica e histórica entre la revolución democrática y la revolución socialista… olvidar el carácter popular general de la revolución democrática: si es ‘popular’ esto significa que hay “unidad de voluntad” precisamente en tanto en cuanto esa revolución satisface las necesidades y las exigencias del pueblo en general.” [3]

Referencias:

[1] Lenin, V. I. Dos tácticas de la socialdemocracia en la revolución democrática. Editorial Progreso, Moscú. 1905 p. 34

[2] Ídem, p. 45

[3] Ibídem, p. 86

NOTA: La versión corta de este artículo fue publicada en el No. 0 de FRAGUA, órgano de prensa de la Organización de Lucha por la Emancipación Popular (OLEP).

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