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El alucinógeno: Esa mal llamada izquierda

Martes 15 de enero de 2013, por El ReVu

Dicen que si no está dividida y si sus grupos no se golpean entre ellos, no es izquierda. ¿Será?

En un terreno donde abundan los que se creen puros, esta afirmación empieza a adquirir forma. Son incontables los dogmas de fe que han surgido para dictaminar cuál es el camino verdadero hacia la utopía. Son décadas de disputas al interior de la izquierda donde anarquistas, marxistas, troskistas, stalinistas, leninistas, espartaquistas y demás fauna, se han destrozado sin alcanzar resultados reales o duraderos.

Estos grupos que, al menos en postura y argumentación, representan a la izquierda más radical, también suelen ser los más incongruentes. Muchas veces su teoría revolucionaria dista mucho de su práctica revolucionaria. En su lucha contra la enajenación, suelen reproducir las estructuras del sistema, ya sea en discurso o en forma. No es casual observar revolucionarios sin nociones de discurso de género, o anticapitalistas comprando en el oxxo más cercano.

Sin embargo, hay que decirlo, la mayor parte de ellos y ellas han comprendido que para cambiar al mundo se tienen que revolucionar a sí mismos, tienen que cambiar radicalmente sus prácticas cotidianas, resignificar las palabras, construir nuevas formas de organización. Si la revolución no se cristaliza en ellos y ellas, lo hará en las semillas que han sembrado. Son incongruentes, sí, pero están construyendo su propio camino.

Por lo cual se puede hacer la siguiente afirmación: La izquierda es revolucionaria y radical o, no es izquierda. Los reformistas y moderados no son revolucionarios, el sistema solo les incomoda, no pretenden transformarlo de raíz, solo maquillarlo para que se vea más bonito.

Durante años, el sistema legitimó la conformación de partidos políticos como única forma de participación política, con el supuesto de que estos representarían las distintas posturas ideológicas al interior de una sociedad. Bajo este cobijo surgió un sector que se autodenomino izquierda electoral, como si su sola enunciación le otorgara tal categoría.

En distintos países, estos partidos de izquierda han servido solo a los intereses del poder, jamás han apoyado a las masas populares, ni combatido la reacción de la derecha, por el contrario, hacen alianzas con ella y apoyan sus iniciativas. En México no hay diferencia entre sus partidos políticos, todos son de derecha. Prueba de ello es que perredistas y panistas se han encargado de legitimar gobiernos con personajes de origen priista. Es decir, el priista que no brillaba en su partido, renunciaba a él y se unía indefinidamente a otro donde le dieran el chance de candidatearse. Si tenía la bendición del apóstol de la izquierda en turno (Cardenas, AMLO), seguro obtenía el puesto.

Lo peor no es que no haya un partido político de izquierda en México, la historia nos demuestra que lo que siembra la izquierda radical, es cosechada por los moderados. ¿Un ejemplo? Durante los inicios de la revolución mexicana de 1910, el maderismo se apodero de las bases que habían sido politizadas por el magonismo. Cuando los magonistas exigieron a Madero que se realizara el reparto agrario, este los mando reprimir. Sin embargo, el mismo Madero fue traicionado por los mismos moderados y conservadores que protegía a ultranza.

Así como el Partido Nacional Antirreeleccionista tuvo a su apóstol en Madero, MORENA lo tiene en AMLO. La historia se repite, el líder moderado es cobijado por los conservadores de la vieja guardia. Los radicales nuevamente señalan las contradicciones, la falsa revolución. Esos radicales son encarcelados y criminalizados. Se les acusa de traidores. Hay que recordarles: Un moderado y reformista no tiene amigos, todos son traidores en potencia.

Hoy intenta surgir un nuevo partido, también se autodenomina de izquierda. Esa mal llamada izquierda.

Alucinando: Las Bases de Apoyo del EZLN, esos "indígenas" manipulados por Marcos, llevan años haciendo sus propios comunicados, denunciando el constante hostigamiento y agresión a los Caracoles Zapatistas. Casualmente los que critican el "protagonismo" del Sup no conocen esos comunicados y exigen que los “indígenas” hablen por ellos mismos. ¿Acaso no los han escuchado?

@elrevu

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