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Sobre la huelga general en el Estado Español

Jueves 15 de noviembre de 2012

Toma la huelga

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#Toma la huelga


Crónica de la Huelga General del 14-N

Más voces

Millones de personas salieron a las calles de multitud de localidades del Estado español en la jornada de Huelga General. Entre Madrid y Barcelona, los sindicatos estiman que hubo una participación de dos millones de personas.

Se trató de la tercera Huelga General en 15 meses y la segunda que se hace al gobierno de Mariano Rajoy. El seguimiento del paro se situó en torno al 77%, porcentaje significativo teniendo en cuenta el denominado "piquete empresarial", es decir, los empresarios que amenazan a sus empleados con el despido si ejercen su derecho a la Huelga. Y es que la nueva Reforma Laboral facilita el despido. También influye el hecho de que un día de huelga puede llegar a costar 100 euros menos de sueldo en el mes, lo que hace que a mucha gente no le salgan las cuentas para cubrir sus gastos y decidan no hacer huelga, aunque muchos sí aprovecharon para ir a las manifestaciones. El sector de la industria y los servicios fueron en los que se produjo un mayor seguimiento de la huelga.

La Huelga ha visibilizado el rechazo a la política económica del Gobierno centrada en los ajustes, y han urgido al Ejecutivo a tomar medidas para evitar que la cifra de parados supere los seis millones de personas.

Sindicatos de clase también convocaron Huelga General, aunque con una postura muy crítica hacia los sindicatos mayoritarios, CC.OO. y UGT, a los que consideran responsables de la situación actual por el acuerdo con la reforma laboral y los primeros recortes llevados a cabo por el Gobierno socialista de Zapatero.

Sindicatos y movimientos sociales reclaman al gobierno derechista, de Mariano Rajoy, que tenga las “agallas” suficientes y convoque un referéndum sobre los recortes, porque con esa política "está haciendo lo contrario de lo que prometió en su programa electoral". Estiman que el Gobierno “tendrá legalidad democrática, pero no legitimidad moral ni política".

Otro aspecto que hay que destacar de la jornada de huelga es la violencia policial, que desde primera hora de la mañana, en los piquetes estudiantiles, tanto en Valencia como en Madrid, fueron reprimidos a golpes por las unidades antidisturbios. Las cargas policiales se repitieron en las manifestaciones de muchas localidades. Como ejemplo está el caso de un menor, de 13 años, que fue brutalmente golpeado por un agente con la porra en la cabeza causándole una brecha y dejándole desasistido en el suelo, con la cabeza llena de sangre. Otra menor, de 15 años que quiso reclamar a los policías también recibió los golpes de 3 agentes. La noche se alargó en Madrid con los enfrentamientos entre una mínima parte de huelguistas y la policía. La jornada concluyó con más de cien personas detenidas y decenas de heridas.

El Gobierno ya ha anunciado que no cambiará su política por el resultado de la Huelga, con lo que tanto sindicatos como movimientos sociales no descartan nuevas formas de protesta y movilización. Consideran que sobran los motivos.


14-N: Seguimiento mayoritario del paro, manifestaciones masivas y la violencia policial marcan la jornada de huelga

Kaos en la red

La Huelga General ha sido secundada por una amplia mayoría de trabajadores y trabajadoras del estado español, especialmente en la industria y en los principales centros de trabajo de las grandes ciudades. Millones de personas salieron a las calles. Hay 142 detenidos y mucha violencia de la policía.

Millones de personas han participado en las distintas manifestaciones celebradas en el Estado español por la huelga general, según los datos de los convocantes.

Las manifestaciones más numerosas han sido las celebradas en Barcelona, Valencia y Madrid. Cerca de un millón y medio de personas, según las cifras dadas por los sindicatos, se han manifestado solo en la suma de estas tres ciudades. En el resto de ciudades del estado han habido también multitudinarias marchas. En Andalucía, por ejemplo, más de medio millón de personas han participados en estos actos que han puesto fin a la jornada de lucha iniciada a las 00.00 en todo el estado.

En varias ciudades se han celebrado manifestaciones alternativas a las convocatorias oficiales, respaldas por sindicatos como CGT, CNT, SAT, etc., que han contado también con presencias multitudinarias, en especial las de Madrid, Barcelona y Granada, entre otras. En otros sitios los sindicatos más reivindicativos se han sumado, junto a Asambleas del 15M, como bloques críticos a las manifestaciones de CCOO y UGT.

Por su parte, varios miles de personas convocadas por la Coordinadora 25S se han concentrado frente al Congreso español, donde han tirado una de las vallas de seguridad que impide el acceso a la Cámara Baja, lo que ha provocado momentos de tensión entre Policía y manifestantes. La Policía ha cargado con pelotas de goma y varias personas han resultado heridas.

En la cuarta y última comparecencia informativa sobre el seguimiento del paro, celebrada pasadas las 19.30, la directora general de Política Interior, Cristina Díaz, ha dicho que a lo largo de la jornada se han practicado 142 detenciones. Hay también varias decenas de heridos entre las personas que han participado en los piquetes informativos y las manifestaciones.

La violencia policial contra piquetes y manifestaciones ha sido la tónica generalizada durante toda la jornada, con enfrentamientos y cargas policiales graves en diferentes puntos del estado español. Las imágenes de dicha violencia ya están dando la vuelta al mundo a través de las redes sociales, poniendo una vez más de manifiesto que eso que los pòlíticos capitalistas llaman "Marca España" no es más que el nombre que le han venido a poner a un estado represor cuya violencia recuerda a los tiempos de la nunca muerta del todo dictadura franquista. "Los ajustes con sangre entran", se podía leer en una de las muchas pancartas que los manifestantes han mostrado hoy por las calles del estado. Tal es la mejor definición que actualmente se puede dar de dicha "Marca España".

En cuanto al seguimiento de la huelga propiamente dicha, los sindicatos CCOO, UGT y USO, han cifrado en un 80% el seguimiento de la protesta y han señalado que es mayor que el del 29 de marzo. Las cifras de la demanda eléctrica muestran un comportamiento similar a las acaecidas durante el pasado 29M, si bien es verdad que en estas fechas otoñales la demanda de energía es normalmente superior a la demanda dada en fechas primaverales como fue el caso del 29 de Marzo.

Las cifras dadas por "Economistas frente a la crisis", que utiliza medidas de cálculo con una mayor rigurosidad científica que las aportadas por Red Eléctrica de España (REE) para poder valorar el impacto real de la huelga en esta variable, ponen de manifiesto que el consumo de electricidad imputable a la actividad productiva ha caído, desde la 00h hasta las 23:00 del día 14N, un 66%.

Igualmente, la huelga ha sido un éxito en Portugal y ha tenido un fuerte apoyo social en el resto de países europeos donde había convocados paros y movilizaciones de apoyo.

Se cierra así un día histórico para la clase trabajadora europea, con la esperanza de que pronto quede superado, en apoyo e importancia movilizadora, por las olas de huelgas y movilizaciones que están por venir, si es que de verdad los pueblos de Europa, especialmente de los países de la periferia europea, quieren tener futuro y no ser meros actores pasivos de la tragedia capitalista.

Acá puedes ver el minuto a minuto


24 horas dan para mucho. Reflexiones sobre la huelga en el contexto actual

“La insurrección es un arte” – Karl Marx

Con este breve texto no pretendemos lanzar fórmulas mágicas ni dar lecciones de cara al día de la huelga, tan sólo invitar a la reflexión a todas los colectivos, asambleas y personas involucradas en esta lucha por ganar nuestra dignidad, porque creemos que nuestras prácticas y discursos deben ser puestos siempre en cuestión. No podemos aferrarnos a catecismos revolucionarios, ni seguir a cualquier cura sin sotana. Poner en marcha nuestras ideas, errar, caer y volver a levantarse, es la mejor escuela que podemos tener - Todo Por Hacer.
A modo de introducción

Es indudable que el contexto económico, productivo y social ha variado considerablemente en el último siglo. Esto es algo que difícilmente se puede negar. Pero, mientras, por otro lado, nos encontramos que la huelga, una histórica herramienta de lucha de la clase trabajadora, como ya hemos visto en un artículo anterior, no ha alterado prácticamente su planteamiento, herramientas y estrategias en este período. La realidad laboral en su conjunto, es decir, desde la relación empresa-trabajador/a hasta el proceso productivo en sí, ha sufrido determinadas transformaciones que exigen a la huelga, como intento de sabotear el ciclo productivo, replantear cómo aumentar su eficacia.

El actual entorno económico dista mucho del de hace 30 o 40 años. En el Estado Español, la terciarización de la economía nos ha llevado a un punto donde la mayoría de los/as trabajadores/as nos encontramos empleados/as dentro del sector servicios o sector terciario. La reconversión industrial y las deslocalizaciones han conseguido que la fábrica pierda su papel hegemónico dentro del sistema productivo. Este importante cambio en la orientación económica inevitablemente ha traído parejo un cambio en las relaciones laborales. El antiguo modelo productivo implicaba, entre otras cosas, una clara dicotomía entre empresa y plantilla, y una alta concentración de trabajadoras/es, favoreciéndose así el desarrollo de vínculos entre ellas/os, lo que daba lugar a una fuerte conciencia de clase, sectores altamente sindicados y eventuales conflictos con la dirección. En la actualidad, nos encontramos con una realidad bien distinta: la precariedad, la indefensión, la incertidumbre, la competencia, el agachar la cabeza, etc., es parte del día a día de, sobre todo, los/as trabajadores/as más jóvenes. Un panorama laboral lúgubre donde no está claro ni para quién trabajamos, puesto que las ETTs y las subcontratas han adquirido todo el protagonismo. Con este percal, los conflictos en los curros se han reducido al mínimo. La escasa conciencia de clase, el miedo a ser arrojado/a al Inem, la lógica del sálvese quien pueda entre los/as propios/as compañeros/as, la poca firmeza y escasa confianza en los sindicatos y la falta de otras alternativas de lucha, la adhesión de la plantilla a los intereses de la empresa, etc., han propiciado que el levantar la voz en el tajo o mostrar una actitud crítica ante los jefes, no sólo sea cada vez más difícil de ver, como decíamos antes, si no que cada vez, son más difíciles las condiciones para que esto se dé.

Por ello, es necesario, ante una convocatoria de huelga, replantear la estrategia para reorientarla a la actual realidad social.
A grosso modo

Con una reserva de casi seis millones de personas desempleadas, con una recién estrenada legislación laboral que agiliza los trámites y condiciones del despido, con una población activa que se encuentra trabajando principalmente en pequeñas y medianas empresas, con la despolitización, pasividad e individualismo reinante, etc., sumado al tipo de convocatoria que lanzan los sindicatos (avisada con antelación, permitiendo así la restructuración de turnos y el trabajo a realizar; con poca determinación; con la aceptación de unos servicios mínimos que prácticamente permiten un normal funcionamiento en ciertos sectores claves; etc.), se dificulta claramente el conseguir que la huelga tenga relativo éxito. En una o dos semanas que quedan para la convocatoria del 14 de noviembre, a ninguna fórmula mágica podemos recurrir para conseguir un paro casi total y una jornada de lucha con una capacidad de presión suficiente como para poner al gobierno contra las cuerdas. Por ello, sin perder el objetivo principal de tratar de interrumpir al máximo el proceso productivo, durante el día de huelga debemos plantearnos otros propósitos que afiancen un movimiento social que a largo plazo se convierta en un problema real para el actual sistema político y económico. Aprovechar la huelga para generar momentos de ruptura con la normalidad, de encuentro en la calle con nuestras/os compañeras/os de curro o con nuestros/as vecinos/as. Aprovechar la huelga para probar nuestras fuerzas, nuestras posibilidades de actuación, para poner en marcha diferentes tácticas, para fortalecer nuestras estructuras organizativas, para sacudir la paz social aunque sea un instante. Aprovechar la huelga para todo esto y más puede ser un buen punto de partida.

Pero aun así, es necesario replantear aquellas acciones que se vienen realizando durante el mismo día del paro. En las dos últimas movilizaciones que hemos participado, hemos comprobado como el esquema de actuación se ha repetido. Las acciones priman la búsqueda de cierta repercusión mediática y, por ello, se imponen ciertos ritos y una centralización. Los piquetes por el centro de la ciudad nada más dar las doce de la noche, son un buen ejemplo de ello. Frente a esto, apostamos por descentralizar las acciones, salpicar el mapa de Madrid, y, sobre todo, romper con las viejas prácticas de los sindicatos. Jugarse el éxito de la convocatoria en el impacto que tiene en los medios de comunicación implica una derrota de antemano. Nuestra partida se juega en nuestro entorno, con un trabajo real en el barrio y en el curro, que aunque a corto plazo no resulte tan espectacular, a largo plazo, acaba aportando sus frutos. Hacer ver a nuestras/os vecinas/os que no estamos ante un día normal, conseguir que su relación con la huelga no se limite a las imágenes del telediario de la noche, es un objetivo que si logramos cumplir podremos darnos con un canto en los dientes.

Otro aspecto importante que no podemos olvidar tocar, es el del papel que juega el transporte. La “cercanía” y la velocidad que permiten los actuales medios de transporte, ha propiciado el desarrollo y fortalecimiento del capitalismo. Sabotear el flujo de mercancías y personas, atascar la ciudad, son acciones que sin ser de una gran complejidad, contribuyen a dañar la economía. Con esta propuesta no estamos ni inventando ni descubriendo nada nuevo, pues recientemente, tanto en la huelga de los/as mineros/as como en las primeras semanas de movilizaciones de los/as trabajadores/as de la Administración Pública, se sucedieron cortes en carreteras y vías de trenes.

Si nos metemos de lleno con otro aspecto, con los propios piquetes, nuestra propia experiencia no es muy gratificante. Los grandes centros de producción y consumo o están blindados por la Policía (la imagen de un Corte Inglés rodeado de antidisturbios se ha convertido en la estampa típica de los días de huelga) o se encuentran alejados de nuestros barrios o no contamos con la suficiente fuerza como para ir más allá del reparto de octavillas. Y por el otro lado, los medianos y pequeños comercios y empresas que se encuentran abiertas o cierran las persianas para abrirlas en cuanto el piquete se ha alejado, o se genera una riña que supone un desgaste desproporcionado respecto al objetivo en sí. Ante esta realidad, como alternativa planteamos realizar visitas los días previos y repensar en los espacios donde prepararemos esta convocatoria los objetivos de los piquetes y cómo cumplirlos, para el mismo día 14 no tratar de abarcar todo, sino priorizar a la hora de repartir nuestro tiempo.

Antes de terminar, entre esta caótica exposición de ideas, queríamos incluir un breve comentario sobre los llamamientos cada vez más habituales a realizar otro tipo de huelgas ese mismo día. La huelga de cuidados, vislumbra una interesante reflexión que permite aportar contenido feminista a la lucha de clases, algo realmente necesario. Pero la huelga de consumo, aunque también es certera su aportación crítica, nunca puede ser utilizada como sustitutivo. Si vas a trabajar, aunque ese día no compres nada, eres un esquirol y punto. Si comentamos esto es porque lo hemos vivido, aunque parezca increíble.

Para terminar, remarcar que la huelga es una oportunidad para realizar un trabajo que afiance grupos y asambleas de vecinos/as y trabajadores/as, para visibilizar el hastío creciente, para romper con esta rutina aplastante, para probarnos a nosotras/os mismas/os y en colectivo, etc. Pero que quede claro que no es el principio ni el final de nada.

“Unas cuantas docenas o cientos de personas se reúnen de repente en un mismo punto, llevan a cabo su operación y se dispersan luego lo suficientemente rápido como para evitar o minimizar los arrestos. El plan es normalmente mantenido en secreto hasta el último minuto de forma que la policía no sepa dónde enviar refuerzos. Muchas veces el objetivo era invadir algún edificio —unos almacenes o supermercados, la sede de un periódico, una emisora de radio o televisión, una oficina de correos, una oficina de empleo, una ETT, una agencia inmobiliaria, una oficina de la Cámara de Comercio o la sede general de algún partido político. En otros casos el objetivo era bloquear una red de transportes —una estación de tren, un cruce de tráfico, una autovía, el metro, un puente, una terminal de autobuses o un aeropuerto” – Reflexiones sobre el levantamiento en Francia contra el CPE.

http://www.alasbarricadas.org/noticias/node/22620


Razones para una huelga

Se acerca el 14 de noviembre, fecha en que finalmente CCOO y UGT han decidido convocar una nueva huelga general, una huelga que llevaba meses en el aire, pedida por muchos/as, pero reservada por los sindicatos para sus juegos políticos. Ahora ya está aquí y ya va siendo hora de decidir qué hacer. Son muchas las discusiones que oímos en nuestros curros o barrios sobre el tema. De modo que el texto que publicamos trata de responder a algunas de las preguntas que rápidamente suelen plantearse en dichas discusiones, ya sea por nuestra parte o por la de nuestros/as vecinos/as o compañeros/as de curro. No se pretende sentar cátedra, sino ofrecer alguna reflexión que sea útil de cara a respondernos a nosotros/as mismos/as la pregunta del millón, “¿Vamos o no a la huelga?”, si cabe la más importante de todas las cuestiones junto con el “¿Cómo vamos?”, aunque este marrón queda para el artículo titulado “24 horas dan para mucho. Reflexiones sobre la huelga en el contexto actual”, publicado en el Todo Por Hacer (noviembre 2012).

Empezamos por lo básico: “¿Por qué ir a una huelga general en este momento?”. Esta es de las fáciles (más o menos). Con la que está armando el PP en estos meses, más la preciosa herencia dejada por los/as “socialistas” y la decidida ayuda de las centrales empresariales, no hay casi nadie que no haya sufrido en sus carnes las benditas consecuencias de las medidas anticrisis, aunque luego no sean tantos/as los/as dispuestos/as a salir a la calle. Reformas laborales varias que nos dejan cada día más expuestos/as a los designios de los/as empresarios/as, privatizaciones en la sanidad, el transporte o la educación, EREs por doquier, adelgazamiento de nuestros sueldos a la vez que aumenta el precio de la vida, desahucios exprés, más años currando para poder jubilarnos con peores condiciones y así un largo etcétera. Las razones son numerosas, y a nosotros/as ganas de cambiar de rumbo no nos faltan.

Después, suele venirnos a la cabeza lo siguiente, “¿Se consigue algo con una huelga?”, a lo que tendremos que responder sí y no. No somos tontos/as, y está claro que de la noche a la mañana no se van a echar atrás recortes, reformas laborales o privatizaciones varias, pero lo que sí que es seguro es que quedándose en casa o en el curro tranquilitos/as (eso sí, despotricando contra todo lo que se mueve) se consigue aún menos, como mucho una úlcera de estómago de tanta mala hostia acumulada. Los ejemplos cercanos de huelgas generales están ahí, tanto aquí (29M o 29S) como en países cercanos (Portugal, Francia, Grecia), y los resultados no son que se diga boyantes, al menos a corto plazo. En ese sentido, el resultado no parece muy prometedor, si bien entendemos que esta y otras huelgas generales no son más que otro punto de presión (uno de los más fuertes, si es bien empleado) que debe acompañarse de otros muchos (paros parciales, boicots, sabotajes, generación de proyectos de subsistencia alejados lo más posible de las directrices del capitalismo…) para entre todos/as conseguir revertir el curso de las cosas. Así mismo, un día de parón en nuestro ritmo cotidiano nos posibilita encontrarnos en las calles, desarrollar otras formas de relacionarnos no regidas por el binomio trabajo-consumo o simplemente comprobar nuestra fuerza.

Puesto que es posible que tras la anterior pregunta alguno/a no ande del todo convencido/a (y habrá muchos/as que no lo estén nunca), suele aparecer siempre la cuestión de “con la que está cayendo y sin grandes posibilidades de éxito, yo casi mejor que no hago huelga”. Aquí uno/a suele perder un poco los nervios cuando alguien salta con el manido “pierdo demasiado dinero”, “tengo un contrato precario y a la mínima me despiden” , o el aún más egoísta “yo también tengo derecho a trabajar mientras tú vas a la huelga”. Aún siendo ciertos los casos extremos, son los menos, y ante estas observaciones sólo nos queda decir esta huelga es por nuestro presente y nuestro futuro, el de nuestros/as compañeros/as, nuestros/as amigos/as y familiares. No entenderemos nunca el trabajo asalariado como un derecho, sino como una necesidad ineludible para poder subsistir, y el paro y la precariedad laboral atestiguan más si cabe esto. Por lo tanto, mientras los argumentos para eludir la huelga sean estos y no otros, no podremos más que entender su actuación como ataque a todos/as nosotros/as, a los que estamos abajo. Si algo se gana con estas luchas, que renuncien, pues se opusieron a las mismas.

La siguiente cuestión que siempre te asalta con estas convocatorias es, “¿Qué hago yo bailando con los más feos (CCOO y UGT)?”. Otra contradicción más que subir al carro. No dejaremos nunca de oponernos a una forma de llevar los conflictos laborales en la que premia la negociación a toda costa, en la que los/as trabajadores/as no pintamos nada y en la que las subvenciones, las prebendas y el burocratismo pasan por encima del trabajo diario en los curros. Todo esto es cierto, pero tenemos clara una cosa: la huelga es una herramienta de los/as trabajadores/as para los/as trabajadores/as, y como tal que somos nos negamos a regalársela a nadie, por mucha legitimidad que digan tener. Asumimos que somos una minoría en nuestras posiciones, pero también creemos que muchos/as de quienes participan de esta huelga no lo hacen por CCOO y UGT, sino por su situación jodida y por tratar de darle la vuelta a la tortilla, y es ahí donde nos posicionamos, con nuestros objetivos propios de cara a ese día, nuestra forma de organizarnos desde abajo y de afrontar las luchas sociales y laborales. Es por ello que entendemos que nuestra participación en la huelga es a pesar de los sindicatos.

Como podrás ver, preguntas las hay innumerables, y dudas y contradicciones aún más (sobre todo por nuestra parte), pero la verdad es que aún no sabiendo si saldrá mejor o peor nosotros/as lo tenemos claro, el día 14 saldremos a pelearlo. Aunque sólo sea por la mala hostia que llevamos dentro.

http://www.todoporhacer.org/razones-para-una-huelga


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