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Marcha por la Paz con Dignidad y Justicia en Hamburgo

Hamburgo: Más de cien personas marchan en silencio y se manifiestan por la paz y contra la violencia en México

Lunes 9 de mayo de 2011

Hamburgo: Más de cien personas marchan en silencio y se manifiestan por la paz y contra la violencia en México

Rocío Osorio

8 de mayo, 2011.- El horror ante la violencia ocasionada por la acción del narcotráfico en México, que cada día baña de sangre al país, y el consenso general de que la estrategia del gobierno federal para atacar el problema sólo lo ha empeorado y urge ser revisada, congregaron este domingo por la tarde a más de un centenar de personas en Hamburgo, en el contexto de la Marcha Nacional por la Paz con Justicia y Dignidad.

Antes de las 3 de la tarde, la hora acordada para la concentración en una de las salidas de la estación central de trenes, empezaron a llegar los participantes (en su mayoría mexicanos, pero también muchos alemanes y de otras nacionalidades) vestidos de blanco, portando pancartas y banderas con imágenes y mensajes muy diversos, pero todos coincidentes en la exigencia de restablecer la paz.

Cerca de las 3 y media, cuando ya eran más de cien, comezaron su recorrido silencioso por las calles del centro de la ciudad, bajo un intenso y caluroso sol, hasta que alcanzaron su destino final: el puente Reesendamm, a un costado del lago Alster, uno de los símbolos de la ciudad más visitados por residentes y turistas. Allí extendieron sus pancartas y montaron varios altares con flores y veladoras, y hojas de papel en las que estaban escritos los nombres de muchas de las 40 mil víctimas de esta polémica guerra.
Mientras algunos mostraban sus pancartas y repartían volantes informativos a los paseantes, otros escuchaban y aplaudían los mensajes que, espontáneamente, dirigían diversos participantes a través de un discreto altavoz.

Durante las cuatro horas que duró la movilización, vigilada por la policía local, se respiró una muy especial atmósfera de solidaridad y tolerancia que unificó a todas esas personas, por encima de sus divergencias políticas, ideológicas o religiosas.

Y, tal como clamaba una de las oradoras, en Hamburgo se logró conjurar el viejo prejuicio de que los mexicanos somos incapaces de unirnos y organizarnos para cambiar nuestro destino como nación.

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